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Canarias 28 de Julio de 2008
Sanidad aconseja ante la otitis externa,
un problema frecuente en los niños provocada por las zambullidas y la entrada brusca de agua en las fosas nasales

La otitis externa es la inflamación de la piel que recubre los conductos auditivos propiciada por el efecto del agua y el cloro que provoca la maceración y descamación de la piel.
La faringitis y la amigdalitis son las infecciones víricas más frecuentes durante la época estival provocados por el abuso de los equipos de refrigeración y el contraste entre temperaturas.
En su campaña divulgativa “Verano y Salud” 2008, la Consejería de Sanidad del Gobierno de Canarias informa sobre la otitis externa y sus recomendaciones, ya que uno de los problemas más comunes en verano después de los relacionados con el exceso de sol y de calor y las infecciones gastrointestinales, son la faringitis, amigdalitis y otitis, infecciones de la garganta y del oído que causan inflamación.

La faringitis y amigdalitis se diseminan por el contacto cercano entre las personas, y las más propias del verano están favorecidas por infecciones víricas. También la sequedad que comporta los sistemas de refrigeración es origen de los resfriados y faringitis de verano. Lo recomendable es no abusar de la utilización de los equipos de refrigeración y evitar que la temperatura de los mismos sea inferior a los 20 grados ya que el cambio de temperatura favorece los problemas respiratorios. Como consecuencia, aparecen molestias en la garganta, dolor de cabeza, irritación en los ojos, estornudos y nariz tapada, e incluso bronquitis y ataques de asma, puesto que, al respirar, el aire viciado afecta a todo el sistema respiratorio.

Por su parte, la otitis se ocasiona en contacto con el agua de las piscinas en continuas zambullidas y la entrada brusca del agua por las fosas nasales. Para evitarlo en la medida de lo posible, hay que evitar que el agua permanezca en los oídos después del baño.

Otitis en los más pequeños
La otitis externa es la inflamación de la piel que recubre los conductos auditivos, propiciada por efecto del agua y el cloro, que conduce a la maceración y descamación de la piel. Este problema es muy frecuente en los niños, ya que les encanta estar metidos todo el tiempo en el agua, principalmente en piscinas, y el cloro afecta la flora bacteriana normal que habita el oído, así como las continuas zambullidas y la entrada brusca del agua en las fosas nasales.

En otras ocasiones puede deberse a la utilización de hisopos para limpiar los oídos, que traumatizan el conducto, o cuerpos extraños que los niños se introducen. Esta afección se presenta generalmente poco tiempo después de las actividades acuáticas y se caracteriza por dolor intenso y picazón del oído.

El picor es el síntoma inicial. Luego aparece el dolor, a menudo intenso y con sensación de latido, que aumenta al presionar delante del orificio del conducto auditivo externo y al manipular la oreja, masticar, hablar o reír. Algunas veces el oído supura, pero es raro que el niño tenga fiebre.

El pediatra diagnosticará fácilmente este problema, por los síntomas que refiere el niño, y ayudado por un otoscopio (un instrumento sencillo para mirar el oído).

Tratamiento de la otitis
Lo recomendable es acudir al centro de salud para que el médico verifique los síntomas. Si se introduce algún líquido, por prescripción facultativa, en el conducto auditivo externo debe tenerse la precaución de templarlo un poco antes de meterlo en el conducto, pues de lo contrario se pueden provocar mareos.

Medidas preventivas
Nunca debe hurgarse el oido con bastoncillos de algodón, ya que provoca traumatismos y maceración del conducto auditivo externo y predispone a la infección por bacterias u hongos.

Pueden emplearse protectores de goma o cera que impiden la entrada de agua en el oído durante el baño. Tras éste, debe secarse cuidadosamente el oído externo.