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Adeje 22 de Julio de 2008
“Con la igualdad los hombres pueden ganar derechos que nunca han tenido”
Fotos: Dux Garuti
El catedrático de filología hispánica, Carlos Lomas, indica que “se está planteando la necesidad de que los hombres dejemos de ser hombre a la antigua usanza y aprendamos a ser más humanos”.

Desde la perspectiva académica, la igualdad de género es un tema que cada vez se posiciona más firme, y tanto que ya son varios años que la Universidad de Verano de Adeje, UVA, ofrece algún curso que tenga que ver con la materia. En esta edición la UVA oferta un llamativo curso denominado “El aprendizaje de la masculinidad”, que pretende educar a los hombre es igualdad. En ese sentido, el catedrático de filología hispánica y ponente del curso, Carlos Lomas, asegura que “con la igualdad los hombres pueden ganar derechos que nunca han tenido”. Pone como ejemplo el derecho a compartir la educación y tener más comunicación con los hijos.

En una entrevista para eldigitalsur, Lomas nos dio su perspectiva de dónde ha nacido la desigualdad entre sexos y la injusticia y violencia contra las mujeres. Dice que el hombre nace hombre, “pero la manera tradicional en que hemos aprendido a ser hombres ha generado desigualdad y violencia”.

No obstante, las cosas están cambiando, ya son muchos los gobiernos, las culturas y las organizaciones que luchan y crean leyes para buscar la igualdad. “Ahora se está planteando la necesidad de que los  dejemos de ser hombre a la antigua usanza y aprendamos a ser más humanos”.

El catedrático apunta que “el cambio de la masculinidad no tiene porque tener como referencia la feminidad sino otra forma de ser seres humanos que genere felicidad, placer emociones y no violencia o guerras, y eso se logra descubriendo las emociones y los sentimientos”.

Lomas deja claro que el feminismo no es lo contrario al machismo. “El machismo es el ejercicio de una violencia masculina o una opresión masculina contra las mujeres, mientras que el feminismo es una ideología de igualdad entre mujeres y hombres. Lo contrario al machismo es el hembrismo.


Carlos Lomas expone en el curso “El aprendizaje de la masculinidad” que la oleada feminista de las últimas décadas del siglo XX ha traído consigo en estos últimos años una mayor conciencia masculina en torno a la injusticia de la opresión y de la desigualdad femeninas. Como señala Leonardo Olivos “el feminismo generó secuelas en los hombres, quienes por primera vez se pensaban a sí mismos como hombres y, desde esa condición, edificaron los cimientos con los cuales comenzarían a tejer los nuevos pactos con las mujeres y con otros hombres”. De ahí el apoyo a la adhesión de algunos hombres a los argumentos de la insurgencia femenina.

¿Quiénes son esos hombres? Hombres indignados a causa de la violencia contra las mujeres y de las exclusiones y menosprecios de que son objeto, hombres que se acercan a la ética feminista a través del diálogo con colegas y amigas, hombres que recuerdan con amargura episodios de su vida en  los que sufrieron el maltrato y la violencia de otros hombres, hombres con sentido de culpa a causa de los privilegios de los que gozan por el solo hecho de haber nacido hombres, hombres que se oponen a que el sexo de las personas, la clase social, el color de la piel, la etnia, las creencias o la orientación del deseo sean la coartada con la que otros hombres intentan justificar una dominación masculina teñida por la misoginia, el clasismo, el racismo y la homofobia, hombres en fin que han entendido que otro mundo no es posible si ese otro mundo no se teje con los hilos del saber y de la autoridad de las mujeres y de los grupos excluidos y menospreciados en nuestras sociedades.

El ponente asegura que “hoy ya no puede afirmarse sin rubor que ser femenina consista en inhibir el deseo y la inteligencia y en obsesionarse por ser madre o por conquistar y exhibir la belleza a la búsqueda y captura del hombre ideal. De igual manera, cada vez es más difícil sostener con argumentos incontestables que ser hombre consista en inhibir los sentimientos y las emociones, en obsesionarse por conquistar el poder y el liderazgo a cualquier precio, y en seducir a las mujeres a diestro y siniestro exhibiendo una virilidad a toda prueba , infatigable e infalible”.

¿Están cambiando los hombres? ¿Están siendo sensibles a las interpretaciones de las que son objeto desde el feminismo? ¿Les afecta en alguna medida la insurgencia femenina y su voluntad de construir unas relaciones más equitativas y democráticas entre los sexos? ¿Está en crisis el arquetipo tradicional de la virilidad?

Lomas advierte que “es urgente incorporar a los hombres a la ética de la igualdad y de la justicia entre mujeres y hombres. Es urgente no sólo que acepten la igualdad jurídica entre los sexos ya que ese aspecto, al menos en las sociedades democráticas, forman parte ya de la agenda de lo políticamente correcto y del entramado de leyes que regulan la vida social. Es urgente también que se impliquen en una lectura crítica del modo en que han aprendido a ser hombres y en la consciencia de sus efectos en las vida de las mujeres y en sus vidas de hombres. Sólo así es posible imaginar cambios en la vida íntima y en la vida pública de los hombres, en el hogar y en la calle, en la familia y en el trabajo”.

Finalmente añade que “ayudar a los hombres a despojarse del lastre de tantos siglos de masculinidad opresiva y ayudarles a encontrar otras maneras de estar en el mundo como hombres que les acerquen al mundo afectos y emociones y a la ética del cuidado de las personas constituye la tarea más urgente e ineludible si deseamos constituir un mundo en el que nadie sea objeto de opresión ni menosprecio por su origen sexual o cultural”.