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Canarias 15 de Mayo de 2013
“Es vital trabajar conjuntamente
y crear una estrategia para luchar contra
la desertificación del Archipiélago”
El estudio, que ha sido elaborado por la Fundación Universidad, apunta
que un 82 % de la superficie del archipiélago se encuentra en riesgo
de desertificación.

La viceconsejera de Sostenibilidad del Gobierno de Canarias, Guacimara Medina, presentó ayer el estudio "Estrategia de lucha contra la desertificación en Canarias", informe que ha sido elaborado por la Fundación Universidad a petición de la Viceconsejería, en el que advirtió de la importancia de trabajar conjuntamente todas las administraciones públicas y agentes sociales en la lucha contra la desertificación en Canarias.
El estudio fue presentado ante las áreas del Gobierno que están implicadas
en este tema: las Viceconsejerías de Pesca y Agua, de Política Territorial, de Infraestructura y Planificación, y también las direcciones generales de Transporte, Agricultura y Desarrollo Rural, de Infraestructura Turística, de Ordenación y Pomoción Turística, de Ganadería, Industria y Energía, de Infraestructura Viaria y Ordenación, y, de Innovación y Promoción Educativa.

La desertificación es el resultado de la acción de un conjunto de procesos (donde interviene la mano del hombre, a diferencia de la desertización que se entiende como un proceso natural originado por las modificaciones climáticas y ambiéntales naturales) que originan la disminución de la potencialidad biológica de un territorio y de su productividad.

Éste es un fenómeno muy complejo en el que intervienen múltiples factores de diversa naturaleza y no es solo un problema medioambiental, sino también social y de desarrollo. Si complejo es el fenómeno, complejas son también las actuaciones, y no solo por cuestiones de carácter técnico, sino por estar involucrados diferentes sectores y actores que necesitan de una clara coordinación.

Así, están implicados campos relacionados con el medioambiente, la agricultura, la hidrología, la ordenación del territorio, la educación y la economía, entre otros. Es por esto último, que la lucha contra la desertificación necesita de un importante esfuerzo de coordinación y de integración.

En base a la definición del fenómeno y a su especial incidencia en Canarias, agravada por las modificaciones ambientales asociadas al Cambio Climático que se prevén en el futuro, la Viceconsejería de Sostenibilidad del Gobierno de Canarias ha encargado a la Fundación Universidad, Empresa de la Universidad de La Laguna, la redacción de un documento donde se caracterizase la situación del Archipiélago en cuanto al fenómeno de la erosión y la desertificación y donde se reflejasen los mecanismos necesarios para eliminar o paliar sus efectos.

En este sentido, el documento, en una primera fase se ha abordado una valoración de la normativa autonómica, nacional e internacional que incidían en la necesidad de desarrollar planes y/o estrategias de lucha contra la desertificación. Una vez establecida la necesidad y la conveniencia de un documento de regulación se ha planteado la valoración de los factores y procesos que afectan al fenómeno de la desertificación en Canarias.

Así, se han evaluado aspectos y procesos de origen natural (climáticos, topográficos, edáficos, cobertura vegetal) y de origen antrópico (cambios en las características de la cubierta del suelo, sobrepastoreo, agricultura intensiva, calidad y manejo de aguas de riego, contaminantes en el suelo, crecimiento poblacional, sellado del suelo de carácter no edáfico, abandono de sistemas agrícolas tradicionales) y como inciden directamente en alguna de las características que directamente condicionan un mayor o menor efecto de la desertificación en el territorio.

Una vez que se tiene conocimiento de estos factores (y de la diversidad de sectores productivos que tienen que ver con ellos) se consideró el desarrollo de un modelo descriptivo de la situación mediante la elaboración de una serie de escenarios tendenciales con la finalidad de conocer aquellas variables o fuerzas con mayor incidencia en el fenómeno.

El conocimiento de estas variables prioritarias (o fuerzas que lideran la dinámica del proceso de desertificación) focaliza la conveniencia de incidir de manera preeminente en ellas o en las relaciones establecidas entre ellas para reducir o amortiguar la velocidad de avance del proceso. La construcción de los escenarios, que constituyen una secuencia hipotética o previsible de los eventos, ha permitido enfocar la atención de los procesos causales principales y de los puntos de decisión.

En una segunda fase del encargo se trabaja en un documento dividido en tres bloques principales. En el primer bloque se aborda la identificación de aquellas áreas del Archipiélago Canario con importantes zonas con riesgo de desertificación, el segundo bloque constituye la estrategia propiamente dicha y el tercero desarrolla una serie de propuestas que permiten frenar y/o reducir el proceso de desertificación en zonas susceptibles de ser abordados (Fuerteventura y Lanzarote).

La detección de las zonas sensibles o con riesgo de desertificación se establece a través del empleo de la delimitación de las clases de aridez. Para el caso concreto de Canarias, después de calcular la evapotranspiración potencial según varios índices, se concluye que el índice de Thornthwaite es el que más se ajusta a la realidad de nuestro Archipiélago. Este índice establece que aproximadamente un 82 % de la superficie del archipiélago se encuentra en riesgo de desertificación (contemplando el 100 % de la superficie de Fuerteventura y Lanzarote, mientras que contempla únicamente un 31 % para el caso de la isla de La Palma).

En el segundo bloque se establece la Estrategia canaria de lucha contra la desertificación, donde se detallan una serie de ejes prioritarios de actuación, los cuales se concretan en políticas y posteriormente en acciones que involucran a las diferentes dimensiones del fenómeno: ambiental, social y económica.

El enfoque de los diferentes ejes insiste en la complejidad del fenómeno que exige para su mitigación acciones en sectores muy diversos y con diferentes niveles de aproximación. En este sentido no puede afrontarse la lucha contra la desertificación desde un único sector, deben comprometerse todos los agentes implicados y plantear soluciones integradas. Debe cambiarse la idea, aún existente en algunos ámbitos, de que la desertificación esta vinculada exclusivamente al sector forestal.