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Canarias 10 de Octubre de 2012
La crisis económica incrementa los casos de estrés entre desempleados
y aumenta las situaciones estresantes

El 62 por ciento de los trabajadores españoles reconoce padecer más estrés que hace un año a consecuencia de sus funciones laborales, los reajustes en las empresas y la incertidumbre que rodea el devenir de nuestro país. Sobre todo, directivos y profesionales de la banca, personal educativo y sanitario.
Si bien la crisis económica y el consiguiente incremento del número de desempleados en España, ha convertido a este colectivo, especialmente jóvenes y personas de edad avanzada, en uno de los más vulnerables al estrés crónico, debido a no poder trabajar en períodos largos de tiempo.

Además, cabe destacar que en los últimos cinco años, conjuntos de pequeños agentes que por sí solos no se consideraban estresantes, como el ruido ambiental o las aglomeraciones, han derivado en esta patología. Que a su vez es la causa de una de cada cuatro bajas laborales y, según los expertos, se convertirá en la epidemia de la próxima década si no se adoptan medidas para reducir el estrés crónico y las enfermedades asociadas a éste.

En este sentido, la Clínica Tomassetty de Las Palmas de Gran Canaria, es el primer centro de medicina preventiva del Archipiélago canario en aplicar el test de Índice de Estrés Adrenal (IEA), para diagnosticar el estrés crónico mediante la saliva. Una sencilla prueba analítica que permite medir la curva hormonal de cortisol en sangre, con la extracción de muestras de saliva de los pacientes cada 3 ó 4 horas y en diferentes fases del día: mañana, tarde y noche.

Y prevenir así los problemas cardiovasculares graves, diabetes, deficiencias del sistema inmunológico, mal funcionamiento del tiroides o la disminución de la libido, que tienen en el estrés su causa primigenia. Entre otros síntomas como debilidad extrema, astenia, fatiga, desmotivación, insomnio o la pérdida progresiva de masa muscular y del vello.

En función de la evolución diaria de la curva del cortisol, hormona cuyo comportamiento anormal determina cuando un caso de estrés se considera crónico, el médico especialista podrá detectarlo y ofrecer las recomendaciones pertinentes para resolver esta patología. Incluyen controlar y regular los picos de cortisol con determinadas vitaminas, ayuda psicoterapéutica y cambios necesarios en el estilo de vida de los pacientes.

Tales como hacer ejercicio físico con asiduidad, mantener una alimentación rica en frutas y verduras, comer cinco veces al día y siempre a la misma hora; descansar, pasar tiempo en la naturaleza; reflexionar, pensar y, sobre todo, ser positivo. Pues el estado de ánimo y el carácter con el que las personas afrontan su día a día también es un factor influyente en la aparición de estrés.

Definición y sintomatología del estrés crónico
El estrés es una reacción fisiológica que adopta nuestro organismo, naturalmente, a modo de alerta ante determinadas circunstancias que éste considera amenazantes. Puede ser de carácter agudo, es decir un estrés esporádico producido por nervios o disgustos puntuales, o bien crónico, cuando sus efectos se prolongan en el tiempo.

En este segundo caso, además, puede ser la causa originaria de patologías cardiovasculares graves, diabetes o problemas del sistema inmunológico. Por ello conviene detectarlo precozmente y adoptar las pautas preventivas más convenientes en cada caso, pues en la actualidad no existen fármacos que permitan combatirlo.

Si bien el estrés agudo es una circunstancia normal ante una situación que nos produce preocupación y nos ayuda, por ejemplo, a motivarnos en el trabajo, afrontar un examen o a progresar en la vida; el estrés crónico es sumamente perjudicial y conviene tratarse médicamente para su diagnóstico.

Éste se produce por un aumento constante de los niveles de hormonas en sangre, tales como las catecolaminas o el cortisol, de forma prolongada en el tiempo. Lo que supone, a su vez, un agotamiento de la hormona dehidroepiandrosterona, generada por las glándulas suprarrenales para compensar los picos de éstos niveles y, por ende, un aumento de la presión arterial provocado por la retención de sodio.

A medio-largo plazo el estrés puede derivar en infartos, riesgo de infecciones; mal funcionamiento de la glándula tiroides, disminución de la libido o diabetes. Además de otros síntomas como debilidad extrema, astenia, fatiga, desmotivación, insomnio, pérdida de masa muscular o del vello.