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Canarias 15 de Marzo de 2012
EFCA advierte de los estragos
que causaría recuperar el Impuesto
de Sucesiones y Donaciones
Esta medida podría acarrear muchos más efectos negativos que positivos en el frágil tejido empresarial canario, cuando hay otras fórmulas posibles, como aligerar la burocracia administrativa.

La Asociación de la Empresa Familiar de Canarias – EFCA – advirtió ayer al Gobierno de Canarias sobre los estragos que puede causar a la economía la restauración en el Archipiélago del impuesto de Sucesiones y Donaciones, que sería letal para muchas pymes y micropymes isleñas y dificultaría su traspaso a segundas o terceras generaciones.
El Ejecutivo Autonómico ha anunciado su intención de subir algunos tributos y el restablecimiento de este impuesto como fórmula para incrementar sus ingresos y hacer frente al objetivo de cumplir con el déficit público fijado este año en el 1,5%, sin reparar en que esta medida podría tener muchos más efectos negativos que positivos en el frágil tejido empresarial canario.

EFCA apunta que sería posible adoptar otros mecanismos de financiación, como aligerar el entramado burocrático de la comunidad autónoma, reduciendo parte de los organismos, fundaciones y empresas públicas que, en muchos casos, apenas tienen cometido real, en lugar de seguir incrementando la presión fiscal.

El Gobierno de Canarias suprimió este impuesto el 1 de enero de 2008 dentro del ámbito familiar (padres, hijos, cónyuges y parejas de hecho). La Ley de Presupuestos de la comunidad autónoma para ese año estableció una bonificación general del 99,9% de la cuota tributaria, quedando el 0,1% restante que se debe pagar por este impuesto como mecanismo de control tributario.

Favorecer la continuidad
La necesidad de mantener esta bonificación es vital para las empresas familiares, por cuanto facilita su continuidad cuando el creador de la compañía fallece o decide traspasar su actividad a sus herederos, además, permite estimular su actividad económica y evita importantes pérdidas en el momento de la sucesión, clave en un momento en que hay una nueva generación de empresarios que, además, es la más preparada de nuestra historia.

La supresión del Impuesto de Sucesiones y Donaciones, junto a la consolidación de las deducciones fiscales establecidas en anteriores ejercicios económicos contribuyó a minorar la carga tributaria de las empresas familiares canarias y, por tanto, a consolidar su posición y contribución a la economía.

Un 80% del tejido empresarial de Canarias se configura con este tipo de entidades familiares, la mayoría de pequeño tamaño y menos de 10 trabajadores, que de por sí se enfrentan a la dificultad de afrontar las trabas burocráticas propias de la Administración en las Islas, y su elevado coste fiscal y financiero.

La actividad empresarial y la emprendeduría se han complicado enormemente en estos años, y es preciso que las instituciones sean flexibles de sus decisiones, conscientes de los efectos que conllevan, y que se mantengan instrumentos como estas bonificaciones, que facilitan la situación.