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Tenerife 26 de Marzo de 2011
Entrega de la Medalla de Oro de Tenerife
El Cabildo concede su máxima distinción a la Compañía de las Hijas de la Caridad de San Vicente de Paúl.

El Cabildo entregó ayer la Medalla de Oro de la Isla de Tenerife a a la Compañía de las Hijas de la Caridad de San Vicente de Paúl. Esta decisión fue tomada por el Pleno de la Corporación el pasado día 22 de diciembre de 2010.

La congregación religiosa de las Hijas de la Caridad de San Vicente de Paúl fue fundada en Francia en el año 1633, con la finalidad de dedicarse al servicio y cuidado, tanto físico como espiritual, de los  enfermos pobres. Se extendió con rapidez por numerosos lugares, siendo a mediados del siglo XIX, con motivo de la llegada a las Islas Canarias del Obispo Padre Codina, cuando las “Hijas de la Caridad” comienzan su abnegada y meritoria labor en este Archipiélago, y concretamente en Tenerife, donde a lo largo de los años, con el paso por la Isla de más de mil quinientas hermanas, han desempeñado un importantísimo trabajo en numerosos establecimientos sanitarios y de caridad.
Cabe señalar, entre otros, al Hospital de la Santísima Trinidad de La Orotava, al que llegaron el día 8 de abril de 1884, y en el que permanecieron hasta el 3 de diciembre de 2001. En el archivo de la Sociedad Benéfica “La Caridad” se encuentra una carpeta en la que se indica como uno de sus objetivos primordiales el “ocuparse inmediatamente en la más activa gestión para instalar en el Hospital, sin perdida de tiempo, el importante servicio de las Hijas de la Caridad, que lleven el consuelo a la cabecera del enfermo”.

Asimismo, y desde su inauguración el día 22 de agosto de 1917, esta Congregación se hizo cargo del entonces denominado “Asilo Provincial de Dementes o Manicomio Provincial”, futuro Hospital Psiquiátrico Provincial. Este Centro, tan necesario para la debida atención y cuidado de los enfermos psíquicos, que hasta entonces se encontraban alojados en el Hospital Civil de Nuestra Señora de los Desamparados, tuvo como principal impulsor al médico tinerfeño Juan Febles Campos, uno de cuyos pabellones, construido posteriormente y dedicado a los enfermos crónicos, recibiría su nombre. En el estuvieron las hermanas de la Caridad hasta hace tan sólo unos meses, ya que el día 31 de julio de 2010 concluyó su labor de tantos años de generosa entrega y cariñosa dedicación a los enfermos en el Hospital Febles Campos.

Otro hospital en el que han dejado una huella imborrable es, sin duda, el Hospital de Nuestra Señora de Los Dolores de San Cristóbal de La Laguna, en el que estuvieron desde el día 1 de marzo de 1918, en su antigua ubicación en la calle Juan de Vera, y, posteriormente, en la Curva de Gracia y en El Gramal.

En mayo de 1939 se constituyó la Comunidad de hermanas que, durante casi setenta años, dedicarían también su atención y cuidados a los menores sin hogar, que, recién terminada la Guerra Civil española, constituían un problema acuciante. El Centro de acogida de estos niños fue denominado “Casa Cuna”, posteriormente “Jardín Infantil de la Sagrada Familia”, y, finalmente, “Hogar de la Sagrada Familia”. También aquí concluyó la labor de las Hermanas a finales de 2008.

Cabe recordar, además, el antiguo Hospital Civil de Nuestra Señora de los Desamparados, el Hospital Militar de Santa Cruz de Tenerife, la Residencia Sanitaria de La Candelaria -hoy Hospital Universitario Nuestra Señora de Candelaria-, el Hospital Universitario de Canarias y su Escuela de Enfermería, el Hospital-Residencia de Ancianos de Garachico, el Colegio La Milagrosa y la Residencia para Hermanas Mayores en La Orotava, la Casa de Acogida Virgen Poderosa en La Laguna, así como el Comedor Social La Milagrosa (ubicado en la calle de La Noria de Santa Cruz de Tenerife), y que desde 1987 viene asistiendo a personas necesitadas y sin recursos. En todos estos centros, algunos ya desaparecidos y otros en plena actividad, las hermanas de la Caridad de San Vicente de Paúl han desempeñado, y aún desempeñan, un trabajo digno de todo encomio y reconocimiento, habiéndose ganado esta Congregación, día a día, el cariño y la admiración de todo el pueblo de Tenerife