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Tenerife 23 de Marzo de 2010
La conservación del oficio de rosetera se promueve a través de la formación
El Centro de Documentación e Investigación de la Artesanía de España y América ha convocado un curso de tres meses sobre este oficio en riesgo de desaparición.
El Cabildo de Tenerife promueve la conservación del oficio de rosetera a través de la organización de un curso de iniciación a la roseta organizado a través del Centro de Documentación e Investigación de la Artesanía de España y América. El curso, de tres meses de duración, se impartirá en la sede del Museo de Artesanía en La Orotava y los interesados podrán inscribirse hasta el el próximo día 29.

El consejero insular de Desarrollo Económico, Comercio y Empleo, Efraín Medina, recuerda que "desde el Cabildo consideramos prioritario conservar este oficio que se encuentra en riesgo de desaparición. La convocatoria de este curso es sin duda una acción más para contribuir a su fortalecimiento". En este sentido cabe recordar también que en el marco del Plan Insular de Artesanía que desarrolla el área de Desarrollo Económico, Comercio y Empleo, la Roseta de Tenerife fue la protagonista de las Primeras Jornadas Internacionales del Encaje, celebradas el pasado mes de octubre".

Las rosetas, han sido y son una de las labores de aguja más representativas del Archipiélago Canario, con especial desarrollo en Tenerife y Lanzarote. Descendientes directas de los trabajos de deshilado - calados - y que representan la única aportación genuinamente española a la amplia variedad de encajes realizados en Occidente.

Los trabajos con rosetas perviven en Tenerife de forma residual en Arona y Vilaflor habiendo desaparecido en la zona Norte donde esta labor era muy practicada. En Lanzarote las siguen elaborando aunque de forma minoritaria, y en Fuerteventura y en Gran Canaria se han extinguido.

Las emigrantes canarias las llevaron a muchos países de América, Asia y Europa donde se siguen ejecutando y reciben diferentes nombres. Sus antecesores más directos en la Península fueron las labores denominadas soles o ruedas y en Canarias  los soles canarios presentes en los calados. Aunque todos ellos parten de un tejido previamente deshilado trabajado en un bastidor, las rosetas se desarrollaron como una técnica diferente que prescinde de la tela base.

Durante el siglo XIX y la primera mitad del siglo XX, tuvieron especial desarrollo en nuestro archipiélago llegando a constituirse en industria artesana, explotada casi siempre por casas comerciales extranjeras, que las difundieron principalmente por Europa y América,  y donde se pusieron de moda como labor casera de las damas, propagándose la técnica por medio de numerosas publicaciones.