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Canarias 22 de Julio de 2010
Quién “no ganó” el debate sobre el Estado de la Nación
Los pasados 14 y 15 de Julio de 2010 se celebró en el parlamento el Debate sobre el Estado de la Nación. Este debate nace en nuestra trayectoria democrática como imitación de otros, sobre todo del precepto constitucional en Estados Unidos de que el Gobierno debe rendir cuentas una vez al año ante el poder legislativo, y es implantado en España por el Presidente González desde 1983.

La intención del debate de examinar los logros o fracasos del Gobierno de turno, así como sus prioridades políticas, ya que las económicas se establecen en el debate sobre los Presupuestos, ha venido diluyéndose como azucarillo en el agua y al cabo de los años ha quedado en un enfrentamiento anodino entre políticos, alejado, por ignorarlos, del interés de la ciudadanía.

Cada debate termina en los días posteriores con la cantinela mediática de quien ha ganado el mismo. Esta canción, en su letra que es lo que nos importa, no narra las posiciones de cada cual en torno a diferentes ideas o ante los múltiples problemas de los ciudadanos y ciudadanas, no, la letra se refiere solo a quien estuvo “mejor” durante el debate, quien fue más “expresivo”, quien utilizo el lenguaje de forma más “eficaz”, en definitiva quien “engaño” mejor a los escuchantes, televidentes, usuarios de Internet o cualquier otro medio.
Para USO-CANARIAS, el único resultado del debate que tenemos claro es “quien” perdió el mismo, y no se trata ni del Presidente del Gobierno, ni el “jefe” de la Oposición mayoritaria, ni ninguno de los portavoces de los grupos minoritarios. Los que hemos perdido el debate, una vez más, somos los trabajadores y trabajadoras de nuestro país.

Ante una batería premeditada de acuerdos contra la clase trabajadora con una reforma laboral para abaratar el despido, acabar con la negociación colectiva, establecer condiciones de trabajo dependientes solo de los intereses empresariales, etc.; con medidas encaminadas a congelar pensiones y “robar” un 5% de los salarios de los empleados públicos; con propuestas dirigidas a modificar a la baja nuestro sistema de pensiones y jubilación; con recortes exacerbados del gasto social buscando en ellos el dinero para paliar el déficit del estado; con políticas fiscales regresivas que ponen el acento de la recaudación en los impuestos indirectos; con todo este rosario de propuestas y muchas más que vienen en camino, solo se puede llegar a la conclusión que los “genuinos” perdedores de debate del Estado de la Nación son  la clase trabajadora (con trabajo o sin el) y los segmentos más necesitados de nuestra sociedad.

Los “ganadores”, y esos lo saben los políticos, independientemente de su color, son los grandes poderes del capitalismo más salvaje. Nadie, o casi nadie en nuestra clase parlamentaria, pone en duda el someter a las clases más desfavorecidas y a la propia nación, a la dictadura del “mercado”. Los que han creado el problema, a los que entre todos hemos tenido que ayudar para evitar catástrofes mayores, según ellos, esos garantes de “su” libertad de mercado, son los grandes beneficiados del momento actual. Cuando deberíamos estar discutiendo como consecuencia de todo lo que ha pasado, si el sistema de mercado es apropiado para una sociedad del siglo XXI, ellos, los verdaderos propietarios del sistema, han conseguido que estemos retrotrayéndonos a finales del siglo XIX y a una sociedad donde los derechos sociales son inviables por el egoísmo de unos cuantos. Si hay ganadores y sabemos quienes son, los de siempre.