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Stgo del Teide 11 de Febrero de 2010
Una visión geográfica
del Volcán Chinyero
El dinamismo del paisaje a través
de la erupción volcánica mejor
conocida de Tenerife

Las erupciones constituyen uno
de los escenarios y espectáculos más impresionantes de la tierra. Las geografías que crean son originales, cambiantes, siempre bellas …. Los volcanes son, tras su aparente caos, tras su apariencia de catástrofe, de una lógica extrema, de una coherencia metódica y, por tanto, un estupendo reto a la inteligencia.

Con estos pensamientos del geógrafo Eduardo Martínez de Pisón, asociados a una magnífica imagen actual del Volcán Chinyero y ambientados con el picón y las escorias características de estos paisajes, el curioso visitante de La Casa del Patio se adentra sensorial e intelectualmente en el mundo de los volcanes, en el del Chinyero y en el de Santiago del Teide; su condición de indisociables se afirma en la originalidad del paisaje de este lugar de la isla. La proyección temporal de la síntesis de esos universos en la transformación del paisaje es el tema central de la exposición permanente sobre el Volcán Chinyero, inaugurada el pasado 18 de noviembre con motivo del centenario de la última erupción volcánica de la isla de Tenerife, en el Centro de Visitantes Volcán Chinyero, situado en Santiago del Teide, en el apropiado marco de la casa señorial de mediados del siglo XVII.
El soberbio diseño de Andy Cabaleiro, de gran calidad comunicativa y estética,
contribuye al gusto por detenerse y deleitarse con la erudita reconstrucción del paisaje previo a la erupción, del proceso eruptivo y de su efecto transformador del paisaje llevada a cabo con gran talento y exquisita sensibilidad por las profesoras del Departamento de Geografía de la ULL Carmen Romero Ruiz y Esther Beltrán Yanes, con la colaboración de D. Juan Tous Meliá. En el reducido espacio de una sala, los sucesivos paneles hablan del carácter decisivo de la recurrencia del fenómeno volcánico en la configuración geográfica y en la riqueza agrícola tradicional del valle de Santiago del Teide, de las dimensiones del volcán, de la intensidad de las explosiones, de la velocidad de las coladas de lava, de la transformación del paisaje por el fenómeno eruptivo –con una exhaustiva descripción de lo acontecido en cada uno de los 10 días que duró la erupción-, de sus repercusiones en el resto de la isla, así como de su resonancia internacional. Todo ello expresado a través de gráficos realizados con gran calidad por los autores y apoyado en fotografías, grabados, mapas, portadas de libros y prensa de la época.

La exposición desprende un original acercamiento al tema del volcán. El Chinyero aparece como un objeto central de la misma, pero, indirectamente, también como un instrumento para convencer de que los volcanes son más que el propio proceso eruptivo, el quimismo del magma o las características de los gases. Es, efectivamente, un acercamiento original por la ausencia de tratamientos similares previos, pero su fundamento no es novedoso. Aunque su concepción del estudio del territorio rezuma en la estructura y el contenido de la muestra, el pensamiento de Humboldt también está presente de un modo explícito: Temeraria asaz es la tentativa de descomponer en sus diversos elementos la magia del mundo físico; porque el gran carácter de un paisaje, como de toda escena imponente de la naturaleza, depende la simultaneidad de las ideas y de los sentimientos excitados del observador (Cosmos, 1845).