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Arona 22 de Diciembre de 2008
Reclamaciones, al "maestro armero"
Ahora, después de ver cómo se esparce esa desconfianza hacia todo
lo que conlleve la economía, el ciudadano cada día es más precavido
a toda esa maraña de embaucadores, pillos, estafadores, descuideros y gente de mal vivir que populan por nuestro suelo. A esta fauna hay que añadirles las de guante blanco, que esos si que dejan huella y profunda, porque las estafas y timos que les otorgan a muchos conciudadanos nuestros son los de difícil olvido.
La mayoría de las empresas de servicios, cuando estos servicios son un verdadero clamor a la inoperancia y mal servicio, con el agravante de que te sientes engañado, ponen en urgencia el servicio del 902, para que puedas reclamar o desahogarte de la última pifia que esas empresas te hayan ocasionado.

A partir de ese momento que llamas al 902 empieza el "Vía Crucis" del cliente, te sale un contestador automático que te da una lista del uno hasta el que sea para informarte qué número debes de marcar según el problema que vas a exponer, según el que sea se marca el número para hacer la reclamación.

A partir de ese momento le pueden ocurrir tres cosas, una que se corte la comunicación (volviendo a empezar de nuevo), dos que suene el pitido de comunicando (y vuelves a empezar de nuevo) y tres, que escuches una música repelente y una voz de ultratumba que te dice cada quince segundos que todos los operadores están ocupados y que espere unos minutos, cosa que te hace pensar inmediatamente la cantidad de reclamaciones que deben de tener cuando todos los operadores están ocupados.

Si harto de esperar cuelgas, porque dentro de tu educación piensas que es posible que hayas cogido el momento de más trabajo en el 902 y esperas. A los diez minutos vuelves  a realizar la misma operación y vuelve a repetirse todo el sistema que estos timadores tienen.

Aparte de que estos"chorizos" no te dan el servicio que estas requiriendo, todo el tiempo que has estado colgado del teléfono y las veces que has vuelto a intentar hablar con estos"Landrus" el coste de la llamada la subvenciona uno con su propio dinero. La resolución que tienen estos timadores es brillante, cuando peor sea el servicio más llamadas de reclamaciones nunca atendidas, más tiempo haciendo esperar al cliente que pagará más dinero de teléfono que se embolsaran ellos.

Fíjense en el montaje de estos lobos del dinero a nivel nacional tienen, o sea que el mal negocio para ellos es que los servicios sean buenos, estos no generan reclamaciones que estas a su vez no dejan euros. Abusan de la mansedumbre educada de los clientes, esa vergonzosa estafa propia de los profesionales más grandes del timo del "Tocomocho" se hace a diario con la anuencia de las autoridades.

Así que el ciudadano acaba por entender que le va a salir más barato si lo deja estar, así no le cuesta ni tiempo ni dinero al teléfono, aparte de la calentura que se adquiere cuando ves que nadie te atiende, y mejor dicho ni te atenderán.

Una sonora y verdadera estafa piramidal a la cual estamos enganchados todos los usuarios, y por lo que vemos nadie ha salido a la palestra denunciando con luz y taquígrafo a estos delincuentes que se esconden detrás de un número como el 902, ojo al dato, estos son unos verdaderos "Alivia bolsos" modernos, pero que te dejan el cuerpo con una impotencia y una rabia que te hace acordar de inmediato a todos los progenitores de estos timadores.

Salvador Barnes
Periodista