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Arona 3 de Diciembre de 2008
El tilde político
Hablando de los comportamientos políticos y en qué tesitura está
el ciudadano con respecto a la política que tenemos en este país
tan dado a ponerle un " San Benito" a todo aquel que piense diferente, se llega a la conclusión que dependes de un objeto, de una frase, de comprar un periódico, de ver un canal de televisión, y así miles de cosas más que hacen que encasillen a la persona poniéndolo en una función de partido y en la disyuntiva que apabulla a todos, y es el que se sepa de qué partido o tendencia tiene cada uno políticamente.
Depende de lo que digas, y ante quién lo digas serás tratado de izquierdas o de derechas, y si ahondas mucho en una cuestión podrás ser tratado de fascista o de progre izquierdoso.

No importa que la conversación gire en torno a la religión, la economía, lo social, lo científico o político, las escaletas del sistema ya están hechas y confeccionadas para pasar a colgárselas al individuo puesto en la palestra.

Cualquiera te puede juzgar sin el más mínimo sonrojo porque hayas dicho algo disonante o tengas un extraño comportamiento. Si vas a misas y eres respetuoso con el clero, seguro que eres del PP, y si no, eres del PSOE o de IU. Si has aplaudido el éxito de Obama y es tu Presidente yanqui, eres socialista, y si no, del PP. Si aceptas el mundo "gay y las lesbianas y el alborto" eres izquierdoso del PSOE, y si no, del PP y un carca. Si aceptas y lo ves bien que quiten los crucifijos de las aulas en las escuelas, eres un progre de izquierdas, y si no un facha beato. Si aceptas los nacionalismos separatista vasco y catalán y aplaudes el "federalismo"eres de izquierdas si no de derechas. Si pones a caldo al PP eres de izquierdas, si por el contrario pones a caldo pota al PSOE eres de derechas.
Si acepas la inmigración y no te molesta la integración racial eres de izquierdas integrista, si no, eres un racista xenófobo de derechas.

Todos estos ejemplos son un soberana tontería, porque no conlleva que esto ponga en una manera de ser de nadie, y menos que lo quieran meter en planteamientos férreos, duros y extremistas. La resistencia a la desaparición del ala dura en la derecha en este país es sólo una postura ya obsoleta, nos conducen a situaciones esperpénticas como las actuaciones de algunos grupos ultras que operan a la sombra de partidos que se denominan de derechas, y que al planificar sus puestas en escena ante la opinión pública cambian radicalmente diciendo que somos el "centro".

España está a punto de cumplir 30 años de democracia, con una Carta Magna con solvencia y que goza de buena salud, así que no se merece que a estas alturas las bases de cualquier partido se crean jueces de la conducta de cualquier ciudadano tildándole de izquierdas, centro, derechas o simplemente nacionalistas.

Sin temor a errar se puede asegurar que no hay un ciudadano español que coincida al cien por cien con la idea de cualquier partido. De las pocas cosas que en este país no han cambiado desde el primer día que salió a la calle, ha sido el periódico El País, que nunca se ha puesto en entredicho por mirar a ningún lado que no haya sido por razón y por conducta política por el cual se diseñó.

Salvador Barnes
Periodista