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Arona 29 de Octubre de 2008
¡El perro del Hortelano!
Seguimos opinando que estamos en esta indecente postura
de pordiosero por culpa de esa amalgama de enterados mendunguis
mentirosos, embaucadores, trepas e inútiles en su función política. Más o menos escribo a reglón directo a quien en su fácil y simple escritura simplificada alega que sólo le damos la culpa y nos metemos con Zapatero, Gaspar Llamazares, Santiago Carrillo y la Pasionaria.

De estos cuatro, de rompe y rasga, podemos aceptar que al único que siempre nos referimos y damos nuestra opinión, por ser el Presidente del Gobierno español, líder de un partido que por supuesto no es el mío, pero tampoco son los otros.
Zapatero es normal que esté siempre en la diana de todos los periodistas (que para su información sí lo soy) y comunicadores de este país, siendo normal por ser más democrático, que para él vayan las críticas de su Gobierno, así usamos la libertad de expresión con todos los respetos a los personajes y contrastamos todos los temas que se escriben.
Procuramos no dar esa intención de seguir sólo por un camino, en la bifurcación está la verdadera ruta paisajista, y posiblemente estamos en la percepción de las cosas que muchos tienden a no ver toda la realidad de su entorno, entorno que percibo que sigue existiendo mucho perro de hortelano, que ni come ni deja comer.
Es humano no darse cuenta de los errores que cada uno comete e incurre, pero más miserable es erigirse en juez y parte para opinar lo que cada cual debe de hacer y expresar. Lo de Llamazares la referencia es rápida, en política ha sido como la sombra del Conde Berebundo, o sea, un sueño iluso por no poder resucitar de nuevo el Bolchevismo que está enterrado y bien profundo, sin que esto sirva de referencia a que usted pueda seguir pensando que despido cierto tufillo a idea política.
Tufo a nada, sólo el repudiar y despreciar a toda esa idea política que ha demostrado que ha sido una "peste" para el mundo civilizado y lo único que aportó fue llenar las fosas comunes de gente que no pensaba como ellos.
Para Santiago Carrillo lo único que se le puede desear es salud para que disfrute de sus más de noventa años y el máximo respeto a su ancianidad, pero no por eso se tiene que dejar de saber lo qué ha sido, qué ha hecho, de qué se le acusa y qué papel ha desempeñado en nuestra Guerra Civil Española y luego con la Transición a la Democracia.
En cuanto a la Pasionaria, lo dejaremos en un personaje, que ya por suerte está extinguida esa "especie", hoy la mujer decide por si sola , no tiene que estar pendiente a que le jaleen para poder manifestarse políticamente.
Estos personajes si tienen ese tufo que usted atribuye a los demás lo tienen por su confusionismo, y en muchos de ellos a ese comunismo rancio, staliniano valedores del "Gulac" más pavoroso e incruento.
Esa es la dirección que creo que es en la que está dirigido su entrañable y constructivo comentario. De cualquier forma le digo que estamos todos en el mismo reducto y a él nos debemos por respeto mutuo.
Salvador Barnes
Periodista
En verdad Usted se crece y apasiona cuando se enfada. Yo le he criticado a través de este medio su poca dedicación a los intereses del Sur. En el día de ayer ha hecho Usted unos comentarios muy de mi gusto, por disgusto, desgraciadamente. Y un Señor ha tenido a bien felicitarlo, me sumo aún sin saber a que editoriales se refiere, supongo del estilo de El Día y su/de Don José, yo llevo 23 años del tirón (los últimos) y 20 a temporadas, la verdad sería muy larga una exposición mía sobre lo de canariedad, así que, me quedo en una simple aseveración, "... queda muchísimo por aprender, por trabajar con vistas al futuro con mucha resignación y profesionalidad, quedando patente el HERMOSO tiempo perdido y ...." No me extiendo, es para llorar, que queramos los de fuera mucho mas cualitativamente a las Islas, y la prueba está en nuestra creación de riqueza y mantenimiento de la misma, es para pensar que algo no funciona correctamente, saludos muy atentamente, Luigi Gonzalves.P.D.: Con el artículo precedente, idem, las cosas claras, cuando algo está muy bien está muy bien, no bastante.