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Arona 10 de Julio de 2010
Las religiones
Rafael Castro el dueño de la Funeraria Castro
de Vecindario, un lugar de Gran Canaria, también
es un alto cargo dentro de los evangélicos. Tiene
labia y experiencias, sobre todo en el mundo de las drogas y en los negocios. Tiene un centro de drogodependientes,  para ayudar a  salir a personas del mundo oscuro y complejo de las drogas. Hablamos del año 1.982.

Un mundo donde la ruina es un factor moral y económico. ¿Quién no tiene en su familia un drogata? Un primo, un hermano, un cuñado, un quién sea. Mi hermano, estuvo en una época de su vida trapicheando con el diablo. Llega un pastillómano, a comprar una caja de pastillas y no tenía dinero, pero tenía una moto y mi hermano está ilusionado con tener una moto. El trato es, una caja de pastillas  por la moto. La moto la lleva a la pequeña finca de mi padre, donde teníamos dos cabras. Allí estuvo la moto un tiempo, hasta que la volvió a vender. Tenía siempre muchos parásitos a su alrededor. Era un camello a pequeña escala. Hablaba con él diciéndole que todos sus acompañantes eran unos parásitos, pero mi hermano decía que era un envidioso, porque no tenía colegas. Pero el tiempo pasa y mi hermano, está solo sentado en un portal de la plaza del pueblo, en Sardina del Sur, pueblo donde vivimos en Gran Canaria. Voy hablar con él y el problema es que está cansado del mundo de las drogas.  Quiere salir y está confundido. Es el momento idóneo, para que Rafael Castro, hable con él, para ayudarle a encontrar la verdadera vida. Rafael habla mucho y mi hermano comienza a leer la biblia. Está entrando en el mundo de los evangélicos.
Todo es Dios. Dios pa´rriba y Dios pa´bajo. Dios en casa, en el trabajo, en el bar, en la mesa de la cocina, Dios en todas partes. Una noche cuando llego a casa, mi padre esta vestido de pistolero del western y está sentado en la mesa de la cocina con mi hermano. Tengo la cabeza en otra dimensión, porque vengo de la plaza y estoy fumado. Sirvo un plato de comida acompañando la situación sub-realista y mi hermano mirándome a los ojos, dice, que soy un satánico. Levanto el tenedor y riéndome digo, “Soy el diablo”. El ambiente, está un poco tenso y mi padre vestido de vaquero del western, saca un revólver y recomienda que haya paz. El tema evangélico tiene algo positivo, y es que mi hermano, no está drogándose. Está sufriendo una metamorfosis positiva, en el tema de la salud. Pero está trabado, con el tema de Dios y un día cuando llego a casa, mi padre está preocupado y habla conmigo para advertirme que mi hermano, está comiéndole el coco a mi hermana, que tiene cinco años. Habla conmigo, porque mi padre no encuentra la forma, de acabar con el come coco. Saco a mi amigo el diablo del interior de mi cuerpo y advierto a mi hermano, que si logra meter a la niña en su religión evangélica,  le doy cuatro hostias, y tiene que irse de casa. Asunto terminado. Nunca mejor dicho, lo de ofrecerle cuatro hostias. El cuerpo de Cristo. Mi hermano es bautizado con treinta y pocos años con el rito evangélico, en una piscina. Hice unas fotos. Mis padres y toda la familia fuimos al bautizo. Aguantaba las ganas de reírme, porque tengo otro hermano, con siete años menos, que cuando llegaba la hora de cantar música evangélica, cantaba más alto de lo normal. Después llega la boda de mi hermano, con una chica evangélica. Una boda simpática, donde la mujer canta con su micrófono, desde el altar. Mis padres y sus amigos, llevan bebidas alcohólicas en el coche, tipo botellón, porque los evangélicos tienen prohibido beber. Iban al coche a llenar sus vasos de whisky o de ron y volvían al tenderete de la boda. La boda es curiosa, porque es diferente. Todos sonríen y son felices. Están con la gracia de Dios. Están hipnotizados con Dios en su interior. Estamos hablando del año mil novecientos ochenta y siete. Y ahora nos vamos al año dos mil cinco. Ocho años después.

Han pasado ocho años. Y ahora soy yo el que busca a Dios. Estoy  invitado a participar cantando en un concierto benéfico y cuando estoy metido en el teatro, descubro que todos son evangélicos. Estoy en Los Cristianos, una playa del sur de Tenerife. Estoy flipando por ser el único humano del lugar, que está fuera de…..la secta….de mimbre. Cuando subo actuar en el escenario, improviso una canción, donde recuerdo una parte que decía, “El diablo siempre está conmigo y me advierte de los que quieren engañarme…………”. 

Cuando estoy hablando con algunos de los presentes, conozco a Cristofer el pastor evangélico. Invito a Cristofer, para que vaya a mi programa de radio, “Good morning por la mañana”. Cristofer el pastor, comienza a llorar, diciendo que es muy feliz, porque nadie invita a los evangélicos a un programa de radio.  Pero él no sabe el futuro que espera. Llega el día de la radio. La primera pregunta para Cristofer es, como conoció a Dios. Cristofer dice, que estaba llegando a su casa en Bélgica y siente algo dentro de su corazón. Interrumpo su charla y pregunto, ¿Has estado en el mundo de la bebida o drogas?. Cristofer responde que sí. No hay más preguntas. Cuco el realizador, mientras habla Cristofer pone música de fondo. Una música de monjes del convento. ¡Joder!. Crea un ambiente burlón. Los evangélicos llevan a los estudios aparatos musicales, para cantar en directo música de iglesias.

Cuando termina la entrevista, pregunto a Cristofer si puedo llevar a la misa del domingo a las doce, unas cámaras de antena 3 Tenerife, para grabar imágenes y ponerlas en las noticias. Cristofer llora nuevamente, diciendo que soy un enviado. Un mundo de comidillas. El domingo a las doce llegan las cámaras de televisión y antes de grabar preguntan si quiero salir en la grabación. Por supuesto que sí.

El lunes muchos preguntaban en la calle, si era evangélico. Respondía, que soy evangélico, desde que salí de la cárcel. Hubo un tiempo, donde mucha gente en la calle, pensaba que estaba en la cárcel. Realmente he visitado la cárcel bastantes veces, pero para hacer conciertos para los internos. El mejor piropo lo recibí en la cárcel, cuando un preso me dijo, “Cuando tú vienes, nos sentimos libres”.

Muchas mañanas estuve yendo a las seis de la madrugada para rezar por los más necesitados. Samuel es un niño de los más necesitados. Lorenzo su padre, compró una casa en la zona sur de Tenerife. Una casa muy cara con vistas al mar. El primer día de inauguración de la nueva casa, hicieron una barbacoa y su hijo Samuel de cinco años, cogió una botella de alcohol y cuando estuvo cerca del fuego reventó la botella y se quemó todo su cuerpecito. Estaba grave y los médicos decían de llevarlo a Pamplona o a Sevilla, porque estaban los mejores hospitales para estos casos. Hablo con Lorenzo y hago un negocio. Dije que iba a pedir a los evangélicos que rezaran por su hijo y si curábamos a Samuel, pagaba un  video clip de una canción que se llama “Carne con papas”. Rezamos desde las seis de la mañana. Acompañé a los evangélicos en los rezos. La casualidad o la causalidad, la fe, la esperanza, los evangélicos y todos juntos, logramos que Samuel superara las quemaduras. Hay cosas que pasan y están ahí. Tenemos que respetar el presente.

Lorenzo el padre del niño, tuvo que pagar los gastos del video clip y dejarnos el local para la grabación del nuevo vídeo. Un restaurante mexicano, situado en el sur de Tenerife. El vídeo está colgado en www.youtube.es, buscas VIDEOS SIN FUNDAMENTO y abres CARNE CON PAPAS. Uno de los motorista que participa en el vídeo, esa semana había ganado una lotería de seiscientos millones de pesetas. ¡Qué nivel!. Con el dinero, tienes un aura, de dinero. Sigue pasando el tiempo y termino con los evangélicos en un almacén de camisetas de la marca Bronze Age y es otra casualidad que en estos momentos, tengo puesta una de dichas camisetas de la marca Bronze Age. Termino este día con los evangélicos, porque cuando estaba en el almacén con algunos surferos evangélicos, que no paran de fumar hierba, tocan en la puerta y era Cristofer el pastor. Decido irme, pero antes de irme, acercándome a su oreja, dejé claro que yo no estaba fumando porros. Sabía que iban a culparme de esos humos. Al día siguiente, uno de los que estaban fumando habló conmigo, para preguntarme por qué, había comentado al pastor el tema de los porros. Respondí, que ellos hubieran dicho que el fumador sería yo. Muchos porros he fumado, pero hace muchos años que estoy fuera del tema.

Pero este no es el problema en mi cerebro. Mi pregunta es, ¿Hace falta fumar porros, cuando Dios está contigo?. Por lo menos los evangélicos donde está mi hermano de sangre, son sanos. No beben, no fuman. Menos mal que…

Juan Santana