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Arona 23 de Septiembre de 2013
El poder de la Iglesia,
pasará también por la mujer
Estamos viendo como extasiados, cómo se trata
de cambiar hasta la opinión que siempre se ha tenido
y se sigue teniendo del Papa, aunque cada vez sea más confusa esa idea idílica que siempre se tuvo. La libre opinión de las cosas y de las actuaciones de los demás, debe de caer en lo constructivo y en el beneficio de que las cosas se traten de solucionar, solo esto tiene que servir para edificar, nunca se podrán aceptar movimientos que sean solo para derribar, asolar o crear confusionismo.

La nueva visión que está dando la Iglesia de Roma, liderada por el Papa Francisco I, está entrando en una extensa fase que a su vez ha creado muchas bifurcaciones dentro del seno Episcopal, así como en toda la Curia Romana al hacer el Papa declaraciones a mansalva, que como buen Jesuita está dentro de su línea, porque en la Jerarquía de la Iglesia siempre a la Orden Jesuita, se le ha tenido como una Orden diferenciada, como que ejercían su doctrina siempre díscola con la autoridad Eclesiástica de Roma, que ante todo siempre ha demostrado en la mayoría de los casos y de sus Papados, que la doctrina a seguir eran una continuación de las reglas de la Iglesia en sus más de veinte siglos de existencia.
Hoy parece que después de haber tenido a un Papa con el Ratzinger, Benedicto XVI, conservador hasta la médula, revestido por todo aquello en que la Iglesia en tantos siglos ha lecho, y ha sido combatir la herejía, mantener las buenas maneras de la Iglesia, que ante todo está la Institución religiosa de la Iglesia. El anterior Papa fue el faro viviente de ese guardia inquisitorial moderno, pero no para la Fe que tenía que seguir guardando esa intención e interpretación de la religión católica en su estado más puro. Este Papa, se ha salido por la tangente en muchas de las cosas que la Iglesia siempre salvaguardó. Sus Jerarquías, el tener siempre en contra los hechos que la Iglesia no aceptó, el aborto, la homosexualidad, las prevenciones que se hacen para contener la natalidad, toda una gama de libertades que siempre las han entendido como libertinajes. Ahora Francisco I, trata de dialogar con el mundo gay, para el Papa ese es un mundo que tiene que estar también en el seno de la Iglesia, el Papa ha hecho muchas manifestaciones sobre el aborto que a la ancianidad Cardenalicia no ha sentado bien, y se han removido en sus sillones.

Este Papa es una enorme incógnita que el mundo está teniendo con él, para los conservadores está muy en su línea del ser jesuita, para los progresistas este es su Papa, para aquellos que la Santidad del Pontificado estaba muy por encima de cualquier cuestión, se han llevado más de un desengaño y más de un susto, ya que el Papa, parece que el sistema que desde siempre se ha tenido en la seguridad hacia la persona del Papa, y más desde el atentado del turco que le disparó a Juan Pablo II en 1981. Desde aquel momento la Iglesia tuvo otra forma de que el Pontífice apareciera en público, se hizo el "papamovil" para que no volviera a repetirse una escena como la que vivió la Plaza de San Pedro en aquel Mayo.

Pero este Papa ha roto todo ese cordón umbilical que él mismo lo ha definido como un exagerado boato, ha cambiado en su forma de vestir, nada de zapatos de charol rojo, cruces y collares de alto coste económico, todo ha sido apartado por este Papa que para la inmensa multitud ha visto como algo más cercano a Él, es más fácil tocarlo, hablar con él, como se ha visto cuando rompió todo el protocolo de seguridad en su estancia en el Brasil.

Pero se sigue aportando datos de su actuación de cuando era Obispo en Buenos Aires en los tiempos de Videla y Masera, le culpan al Papa Francisco de haber sido condescendiente con aquel régimen de asesinos dictadores, y de mirar para otro lado, sabiendo de las atroces actuaciones de esa dictadura.

El Papa estos días ha dicho y hecho un comentario que se ha movido la tumba de San Pedro, cuando ha sentenciado de que " yo no soy un hombre de derechas". Entran todas estas manifestaciones como algo en contra de lo que está establecido en la Iglesia de Roma. Podemos decir en boca pequeña que habrá de todo en el sino Cardenalicio, pero creemos que están más decantados por un lado más que por el que se define el mismo Papa. Y luego está la cesión que hace el Pontífice a la mujer, que quiere que tenga también su lugar en el mandato de la Iglesia, la quiere colocar a la altura de los prelados, príncipes de la Iglesia Católica. Han sido y son muchas cosas las que este Papa trata de que cambiar en una de las instituciones más sólidas y poderosas de la Tierra, el miedo a tanta libertad de religión y de la interpretación religiosa está servida, unos claros y espesos nubarrones campean por encima del Papado de Francisco I, que cada día deja más descolocados a los fieles católicos.

Salvador Barnes
doropress@gmail.com