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Arona 11 de Marzo de 2013
Demasiadas equivocaciones, Señor
Menos mal que vivimos en un sistema que aunque
sea una Monarquía Parlamentaria, de poderes ejecutivos
enormemente recortados. De esta forma cuando sale un asunto
como este que está teniendo una amplia repercusión social, y son los devaneos del Rey, se pueda opinar abiertamente sobre este caso, y hace que se le tenga menos estima a la Corona, iniciándose un malestar general en la población, la cual en un amplio sector pide que haya una renuncia inevitable del Rey, presentando su dimisión.

Si estuviéramos en otra Monarquía absoluta, ya abrían rodado cabezas de todos aquellos jueces y abogados por hablar del Rey y criticar sus posturas y devaneos. Con otra Monarquía más suave, el caso Urdangarín se taparía, y la sentencia que se dictaría ante ese atropello de corrupción sería que se olvidara el tema. Pero en esta Monarquía ya no cabe ninguna pleitesía, ni reverencias de "armiño" ya no hay corte que asiente todo lo que haga el Monarca que ya no es dueño de vida y haciendas de nadie.
Esto es un democracia, por muchos charcos que tenga, y que en eso está la ciudadanía, en tratar de solucionar estos entuertos, pero para la dignidad de la Corona en este País, no cabe otra salida, ya que creemos que nadie lo llegue a impedir de que el Rey abdicará.

El cansancio popular es enorme, sospesa el pueblo sus propias desgracias laborales y económicas, ya que muchos se ven más cerca que nunca de la miseria, y sin embrago al mirar para arriba, solo ve enredos, lujos, boato, gente mantenida en la ociosidad, chanchullos, pelotazos, todo esto a cuenta del dinero público, y mientras al pueblo llano, desahuciándolo de sus casas por no poder pagar sus hipotecas de cuatro miserables euros, mientras otros derrochan millones en fruslerías que las paga el contribuyente. Y eso es en lo que se quiere acabar, y que de hecho será así, por la razón de que ya no se puede soportar tanta iniquidad por aquellos que deberían de dar ejemplo, y solo dan pie a que la ciudadanía se ponga en su contra.

La trayectoria que últimamente tiene la Casa Real, no es todo lo boyante que el español quisiera que fuera. Son demasiados escándalos, cada día se sabe algo nuevo del entorno al Rey. Su yerno tiene una enciclopedia de presuntos actos delictivos, que cada día sale uno nuevo, al Monarca con su último escándalo de una "amiga entrañable", se ha visto en qué barullo de amistades se han tenido en esos círculos, que me importa poco de quién sea amigo (a), pero que no perjudique mas al País económicamente mas de lo que está. Se ha equivocado demasiado, debería de dar un soberano ejemplo y marcharse, dejando ese camino de 37 años de "servicio" a España limpio como lo tiene, y no tener que enfangarlo ahora por acciones lejos de lo que es la política.

No es un problema de que el pueblo le tenga tirria a la Corona, o se le tenga más o menos simpatía a la Institución Monárquica que tenemos, puesta por Franco y a dedo. Esto lo repetimos, porque las nuevas generaciones no lo saben, ni a nadie parece que quiera decirlo, ya que fue el dictador el que lo puso a título de Rey para que siguiera la doctrina implantada por el General.

Ahora la dignidad del pueblo español lo va exigiendo, que nadie piense que si se marcha cambiará algo. Nada cambiará, ni la Constitución ni el Parlamento, seguirá el Ejecutivo que haya votado el pueblo y que esté en el poder por el aval del voto.

Pero lo que no se debe de tolerar, es que se "pase página" de toda esta melé de impropios, de eso nada, estamos más que hartos de sentirnos los vasallos del "Rey Arturo", hoy esta Monarquía que tenemos está totalmente sola para poder defenderse, no tiene la corte que la defienda de lo que pueda hacer.

Tendría que tener más información la Casa Real de lo que piensan de ellos los españoles, que les tienen rechazo y sospechas de la mayoría de los actos que se hacen. ¿Está tocada para seguir, tiene crédito para el pueblo la Casa Real?.
D. Juan Carlos, está causando mucho malestar ante el pueblo español, por todo lo que le acontece, y penosamente hemos visto señor, que se ha vuelto a equivocar.

Salvador Barnes
doropress@gmail.com