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Arona 27 de Diciembre de 2012
El Rey y su discurso
Sin cortapisas, se puede decir que el discurso
del Rey no fue lo que muchos esperaban que fuera
como en anteriores años, ñoño o esquivo. Era normal
que no dijera nada y esquivara hacer ningún comentario
del "yernísimo" Urdangarín, que ha sido y es una vergüenza para todos y mas sabiéndonos los españoles estafados por semejante timador, ya no nos importa nada sus andanzas rocambolescas ya controladas por la propia Justicia.
La puesta en escena que se hizo para este discurso, fue diferente, aceptando que fue satisfactorio, pues nadie esperaba esa espontaneidad de presentarse ante el País con ese aire desenfadado y de campechanía, casi sentado al borde de la mesa de su despacho, muy vista tantas veces esta postura en los Presidentes Norteamericanos.

El fondo del discurso resultó muy corto de contenido, como pasando de puntillas a lo que se esperaba que dijera, porque al fin y al cabo el Rey está en la actualidad en una situación política muy delicada. Se esperaba que dijera algo de la pretendida secesión de Cataluña, y de la política del Gobierno, tan torticera y barata, pero sangrante para la población, todo sin ningún cuño de prestigio ni de dignidad que la han elevado a la máxima potencia, cuando son ellos los que nos han puesto a los pies de los caballos de la miseria. A esto, pasó una tupida cortina de silencio

Destacó el Rey la muy mala situación social por la que pasa el ciudadano, y de la persistente crisis que nos atenaza. Mas creo que no quiso entrar en ese tema tan escabroso como de lo que está sufriendo la población, y que emana de una política errada que ha conllevado este Partido que Gobierna en la actualidad España.

Para muchos les hubiera gustado que el Monarca se hubiera alargado en ampliar mas esa exposición de datos y hechos y de los malos momentos que están pasando miles de familias españolas a las que a muchas les ha caído ese pestilente paro miserable que le hacen ver un futuro totalmente opaco, para el que no encuentra trabajo y para sus familias.

Hoy, la causa Monárquica no está en su mejor momento, en 37 años que lleva Juan Carlos en el trono, es ahora en donde se le tiene más ojeriza por sus errores que él mismo ha aceptado como suyos. Esa es la impresión que está dando España ante la opinión internacional, de que los españoles no acaban de aceptar estas veleidades de la Corona, y se le tiene una fuerte aversión y en muchos casos odio político a la institución Monárquica. Tenemos una fijación muy "su generis" de la Monarquía y se le tiene en un encasillamiento diferente a pensar y creer que aunque no exista en España el vasallaje, cuando se habla del Rey se habla enseguida como réplica de la República, y se tendrá que saber el reducidísimo poder que genera en la política española la Corona, es más testimonial que nada, por mucho que la causa republicana diga que presuntamente sin el Rey se arreglaría la situación en España.

En su mensaje, el Rey habló de la Alta política, que todos deberíamos de practicarla. Pero para llegar a esa meta, primero tendríamos que cambiar el sistema electoral que está obsoleto, porque nadie puede sentir ni desarrollar la política sin que se acepten las listas abiertas. De esa forma no tendríamos los necios que muchas veces tenemos gobernando a todos los niveles, no se puede diseñar una buena política si el poder viene de la misma cúspide del Partido, en el que se nombra a una mitad de obtusos, sin ideas políticas, solo por ser del Partido, de esa forma, ya lo vemos, así nos va.

De todos los discursos oídos al Rey, este fue el más elaborado y el que se ajustó mas, no se equivocó, tuvo una buena dicción y no tartamudeó, creímos que dijo lo justo y no entró en más cosas para no meterse en charcos que siempre perjudican al Rey más que al propio Gobierno.

Esperemos que esas "exigencias" que le dio a los políticos de que espabilen, ya que están en un letargo continuo y perjudicial para la Nación, y que llevan a los ciudadanos a sobrevivir en circunstancias muy difíciles. No se pasó en sus competencias, toco todos los temas que le apuntaron más que todo para el que quiso entender, sin caer en el ridículo de otros años donde se excedía en sus formas y normas morales que daba a la población, se le vio humilde y nada pretencioso, aunque le llegaron a sobrar algunos apuntes cuando se refirió al trabajo.

Un año más, pero con un mensaje que tenía un contenido más compacto y ante todo más creíble.

Salvador Barnes
doropress@gmail.com