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Arona 16 de Enero de 2010
La realidad en Haití
Todas las palabras que definan el horror y la desolación
son pocas para poder entender lo que ha pasado en Haití.
Un país como este que arrastra ignominias y sufrimientos
desde hace tantos años, el país más pobre de América, infectado de violencia y corrupción que la han tenido desde siempre, con una miseria galopante a cargo de tiranos reyezuelos a lo "Papa Doc" que han estado esclavizando y masacrando a este pueblo sin ningún miramiento y saltándose todas las reglas.
Y lo peor del caso, con la complicidad de muchos de los gobiernos afines a estas "bestias pardas" de la política caribeña. Hoy Haití se ve en la otra cara peor de la moneda esa devastación brutal de este país por las causas naturales de un terremoto.
Las ayudas internacionales están llegando, y el desespero de los habitantes de estas sufridas tierras tendrán que saber coordinar para que no se convierta en más desastre la situación por una especulación descarada de esta catástrofe.
Gobiernos y organismos internacionales no han hecho oídos sordos a la situación y han acudido en masa para tratar de paliar esta desbandada de ciudadanos presos del terror que no saben exactamente qué hacer ni a dónde dirigirse, todo lo tienen en contra, no es fácil la coordinación para que con rapidez se vayan cubriendo las necesidades más que vitales para la población.
Todos esperamos que esto vuelva con el menor tiempo posible a poderse
controlar, en este caso por las autoridades internacionales, porque hasta el Presidente de este país se ha marchado de la Isla por supuestos motivos de seguridad. Todo un canto a lo ya dicho, siguen teniendo dictadores que nunca han respetado los Derechos Humanos ni nada que se le parezca, en un sitio en donde la violencia y las creencias de rituales extraños están y son el credo diario.
El Presidente coge las de "villa diego" y deja a sus conciudadanos haciendo barricadas con los cientos de cadáveres encontrados por las calles, y mientras ese tirano dictador está en algún lugar del Caribe haciéndose "mojitos".
El que sea el país más pobre de América no quiere decir que la tragedia y el drama que están viviendo esta gente nos tenga que llegar de lejos, es una vergüenza la que tendría que tener la administración de Obama de permitir que este país a escasas horas de Norteamerica sea el más misero de los países americanos, un tercer mundo al lado de la pomposa política de la Casa Blanca.
No estamos viendo esa amplitud hecha en el programa político sobre las ayudas y "puestas a punto"a estos países a los que Obama prometió ayuda, y que fueron cosas como esas las que le llevaron a la Presidencia de los Estados Unidos.
El socorro inmediato que se haga por las diferentes administraciones, y mas la de los EEUU, no quiere decir que se tengan que excluir de la política, es algo que después de un "palo" de estos acaecidos por la naturaleza se tienen que estudiar y tener en cuenta. No se pueden parar los terremotos, pero si dotar a un país como Haití considerado como de los más corruptos y violentos de América, de una forma de vida y convivencia a base de darles lo que actualmente carecen, y es la ayuda que deben de recibir, pero perfilando y salvaguardando por los Entes Internacionales de que no se vuelvan a albergar gobiernos corruptos y ladrones, que por desgracia siempre los han tenido esta gente.
Como alguien ha dicho "Que Haiti sea el país más pobre de América, no es una tragedia, es un drama".
Salvador Barnes
Periodista
Comentarios
Sr. Barnes, un periodista tiene que documentarse antes de escribir publicamente. Sus comentarios sobre la situación política de Haití revelan un conocimiento superficial construido a base de leer titulares en la prensa. Si estuvieramos ante una auténtica preocupación por el futuro de esa pobre gente podría haber aprovechado para saber porque Haití es el país más pobre de América. Lo del terremoto hubiera sido una buena excusa para hablar de Haití a fondo. Lo demás son tópicos que se pueden utilizar cada vez que ocurre una catastrofe en un país de estas características. Ud. no es un periodista sino un asalariado. Escuchar sus entrevistas es vergonzoso porque quiere nadar y no mojar la ropa. Nunca pregunta lo que tiene que preguntar sino que permite que sus entrevistados sean los que le dirigen la conversación. Usted no les pregunta sino que permite que usen su espacio para que hagan sus mítines. Con todo lo que ocurre en el sur y en su municipio dudo que existas algún periodista o medio que pueda vivir sin las propaganda institucional. El caso del D.A. es escandaloso con los socialistas y en El Día hace tiempo que su corresponsal en el sur, de apellido no muy guapo, las mata callando. Y por favor, reduzca por lo menos al 50% el empalagoso uso de adjetivos y los entrecomillados. Diga algo interesante y conciso y no ambiguedades para quedar bien con todo el mundo. Animo.
