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Arona 26 de Marzo de 2009
Encasillan con dinero público
Últimamente se fantasea demasiado en torno a lo que la Iglesia
quiere, no aceptando la realidad que marca este nuevo estilo de
vida en pleno Siglo XXI. De esta Institución parece que ahora no haya día en que no salga en los medios, y si ahora se habla algo más sobre su sistema es porque se presume de que ha rebasado el vaso de contención de la opinión pública en muchas de sus actuaciones.

No hay que olvidar que la Iglesia se ha situado siempre entre posturas más reaccionarias, quizás porque ha visto en estas la forma más dura, estando muy lejos de un ambiente democrático que postula la conversación, el consenso y el acuerdo entre las partes a ponerse en razones.
Los últimos cinco Siglos en España el resultado ha sido este factor que decimos, de retardatario en el desarrollo frente a otros países europeos, que supieron, y quizás la suerte les favoreció cuando se pudieron quitar y separar a la Iglesia del Estado.
Así, es normal que las fuertes tendencias anticlericales vayan aflorando ahora cada vez más y con gran fuerza, aunque quieran en estos momentos incluirse en la política nacional para así ir socavando e imponer las creencias coactivamente en la sociedad que en parte les detesta.
La Iglesia hoy está en plena ebullición, vuelve a las andadas y no se resigna a perder ningún privilegio, quiere meter en el mismo cesto y convertir al credo religioso a los ciudadanos creyentes o no.
Lejos ha quedado aquellos años de la Transición en donde todas las fuerzas políticas de todos los colores y tendencias, incluso aquellos que en su día hicieron escarnio y llevaron a los altares haciéndoles mártires a muchos creyentes por las barbaridades y crímenes que les hicieron, pensaron que la Iglesia tal vez influida por el Vaticano II sabía aceptar el papel que la sociedad le había dado y que le correspondía en esta nueva forma de vida. Pero duró poco, ha sido todo un espejismo.
Hoy es un puro encuentro de formas, comportamientos, ideas y presiones para que se cambie la forma de entender algunas actuaciones que han hecho que la Iglesia este en el primer plano de la discusión de ideas ante políticos como Berlusconi con el caso Eluana Englaro, oponiéndose la Iglesia a la voluntad de los padres de que la dejaran morir, o con este tema de África, que un trozo de goma como el condón lleve toda una polémica, el aborto que se ha hecho fuerte en España y serán los Obispos los que darán la batalla contra esa futura Ley anunciada por el Gobierno.
Se ha mezclado todo, no se ha tenido esa sensibilidad de comparar a un animal depredador como un Lince con un niño, porque, sea dicho de paso, lo que se promulga en esa campaña no es verdad.
Están totalmente entregados a sus credos, a nadie se le obliga a abortar, lo que si parece a la visión y entendimiento del ciudadano es que quieren que su doctrina se conviertan en Leyes, incluso más lejos apuntan, todavía quieren que sean penales, condenando así a prisión a cualquier mujer que aborte.
Habrá que releer la doctrina de Cristo más veces que la Iglesia para así poder entender algo de estos representantes de Dios en la Tierra. La Iglesia condena cosas que creemos que están en las antípodas de las que enseñó Cristo, condenan la Ley de la reproducción asistida, con el tema del niño que salvó la vida a su hermano, otra historia no aceptada. ¿Dónde tienen el amor y la caridad al prójimo?, fariseismo puro a mi lego entender.
A todo esto la Iglesia cuenta con financiación pública para sus actuaciones, los recursos que Hacienda da a los Obispos son públicos. Asi que vean de hacer esas campañas disonantes que tienen actualmente en la calle con su propio dinero, no con el dinero del contribuyente.
Salvador Barnes
Periodista