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Arona 13 de Diciembre de 2013
Agua y fuego
A las seis de la mañana estoy en pie aquel
miércoles famoso día 11 de diciembre de 2.013
y voy Los Cristianos en el sur de Tenerife, para
hacer unas cosas pero no encuentro aparcamiento
cuando son casi las siete de la mañana y decido
volver a casa mosqueado, pero agradezco al destino
que no hubiera aparcamiento, porque justamente cuando llego a casa, comienza a llover de la hostia.

Observo la lámpara del salón moviéndose por el viento que entra por el patio de luz y es que las siete ventanillas pequeñas están abiertas y subo a la azotea para cerrarlas. No estaría ni quince segundos en la azotea cerrando las ventanillas con el turbo, pero en estos quince segundos, terminé todo enchumbado con el agua del temporal. Tuve que tirar de más siete toallas del armario, para ponerlas en el suelo del salón porque entraba agua por debajo de la puerta con el viento del sur. Agradezco no encontrar aparcamiento en Los Cristianos, porque si hubiera encontrado aparcamiento, la casa estaría inundada.
La lluvia en esta forma seguro que les encantará a los niños que nos les gusta el colegio, que son muchos ni a los trabajadores que tienen el sueldo seguro, que también son muchos. Las empresas dependientes del día a día, son las que sufren el mosqueo porque dependen de la caja diaria para poder llegar a juntar dinero para las nóminas. Los hoteles dependen de las empresas exteriores para poder cargar los economatos con frutas, verduras y carnes.

El día 11 de diciembre pasa bien, tragando las noticias de la tele, haciendo comida casera y disfrutando de la reflexión cuando estás solo, además de conectarte a la red social y hablar con la manada de locos virtuales. Viendo las noticias descubro que no encontrar aparcamiento fue maravilloso, porque Guaza estaba trancado con la inundación del túnel. Hoy es día 12 de diciembre y la lluvia creo que está tocándome las pelotas, porque no cesa y además estoy sin luz, escribiendo con la poca batería que queda del portátil. Sin luz eléctrica descubro que el gran descubrimiento no está en casa y estoy refiriéndome al fuego, porque no tengo cocina de gas y necesito tomar un café, para luego fumarme un cigarro, sin café no hay cigarro.

Voy a casa de la vecina, que además se llama Esperanza, porque ella de toda la vida, utiliza cocina de gas y cuando voy a su casa, Esperanza con todo su humilde y razonable orgullo, prepara un buen café y tomamos mientras charlamos. La lluvia está pasándose un poco y recuerda al amigo chistoso que agobia cuando lleva más de veinte chistes. También recuerda cuando vas a un concierto de puntos cubanos y cuando ha pasado una hora de puntos cubanos, ya tienes ganas de un punto y final.

El sonido del agua cayendo encima de las planchas de la azotea ya aburre y recuerda los viajes a Inglaterra, donde no suspenden las clases de los colegios, porque están bien organizados. En Canarias, no estamos preparados para tanta agua y creo que jamás nos prepararemos. Ahora dicen los expertos, que en enero y febrero habrá un calor de los que rajan las piedras y se forran los que venden garrafas de ocho litros. ¡LLEGÓ LA LUZ!

Juan Santana