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Arona 7 de Octubre de 2013
La vida es preciosa,
cuando es preciosa
Ella estuvo muy mal, estuvo a punto de morirse.
Estaba en el hospital hace años atrás y algunos
ya estaban pensando en la corona de flores. Tenía
anorexia, pero ahí la ven abrazada conmigo y además
le dije, no sonrías para no hacer mucho daño, porque
son tantas miles de fotos, que ahora no digo aquello
de, ¡Sonrían por favor! Digo todo lo contrario, para no hacer mucho daño, porque sonreír hoy día, parece que molesta, aunque siempre ha molestado la felicidad del vecino, porque la envidia es una enfermedad de la humanidad.

Se llama Alicia y es hija de un amigo mío y de muchos. Estuvimos en una fiesta bautizada con el nombre de Familia Escuela, donde todos los padres que voluntariamente quieren vienen a pasar un día maravilloso.
Aquí tenemos la oportunidad de reencontrarnos algunos padres que llevamos tiempo sin vernos. Este día cuando estaba con uno de los padres, dicho padre recibe una llamada por el móvil de uno que no vino por motivos x, para preguntarle si la hija suya estaba con la de él por la zona de familia escuela, pero no estaba.

Es decir, que su hija había mentido diciendo que estaba paseando con una amiga y no era verdad. Tenía el teléfono desconectado, para no ser molestada y bla, bla, bla. Mi hija es amiga de todas ellas y con astucia indagas para investigar algo de la historia y poco a poco vas sacando información, donde mi hija me confiesa que dicha amiga conoció un chico y están paseando juntos por Santa Cruz (seguramente). Cuando entras en los quince años, vas comenzando a volar por la vida y a descubrir nuevos mundo y los padres tenemos que estar al loro, porque hoy día hay demasiadas historias sorpresas que pueden dañar tu vida por completo. ¿Cuál es la misión ahora? Hablar con el padre de la chica que miente, pero para que actúe con amor, porque no queda otro remedio y es la mejor actitud. Dicho padre tiene una vida acomodada, con todo el material sobrante, pero la vida no es tener un castillo y mucho dinero. La vida es amor y más amor. Esta carta es corta, porque busco reflexión. Un saludo grande para todos los que lean.

Juan Santana