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Arona 19 de Septiembre de 2013
Carrera de camiones
y la silla de ruedas
Entro al garaje donde está el amigo
y observo que está limpiando con
mucho esmero una gran rueda de
un camión y por curiosidad pregunté
por qué tanto brillo y responde que va a Gran Canarias en Octubre a una gran carrera de camiones, y de los bestias. Ahora no hay casi ninguna obra de las que antiguamente hacían y aprovecha el camión para este tipo de eventos, muy famoso en América.

Montarse en un bicho de esos, para pisar el acelerador y verse cerca de otros monstruos con ruedas casi de tu altura. Igual que hace unos meses me sorprendió al amigo serbio Dragan, jugando al ping pong, con unos laguneros. Solo hay tres equipos oficiales, uno en Gomera, otro en Gran Canaria y el de Tenerife de La Laguna. Pero volviendo a esta afición de carrera de camiones, tiene que ser emocionante verte subido en un bicho de esas dimensiones, con el riesgo de tener un despiste y verte dando vueltas en el asfalto, metido en una cabina de algunas toneladas de peso.
Alguna vez he corrido en un coche y en horas nocturnas y es la leche, como será en la bestia. Cuando mueves cosas grandes, haces cosas grandes y vuelas por la vida de una manera diferente. Hoy he recibido un piropo muy guapo de una chica en silla de ruedas por culpa de un accidente. Les diré que sus palabras llegaron hasta lo más hondo de mi corazón. Exactamente me escribió, "Estoy en silla de ruedas, pero tú me das alas para volar". Es una frase hecha, con sentimiento puro. No la conocía de nada, pero por lo visto, sigue mis pasos a través de las escrituras y lógicamente verá desde otra dimensión la historia, porque las personas somos muy complejas.

Tenemos una fachada, donde cada persona imagina lo inimaginable. Ejemplo es el del amigo del camión, porque es de los pocos sanos que conozco en mi vida. No fuma, no bebe, pero es un joven de alto riesgo. Y termino con la nueva amiga de la silla de ruedas, que leerá esta carta, diciendo con todo mi corazón, gracias, gracias, gracias, porque estas palabras son como el betadine en las heridas que todavía están sangrando por los errores de mi vida. Un abrazo.

Juan Santana