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Arona 14 de Sep. de 2013
Salió sin avisar,
desde Ecuador
Hace catorce años Leo estaba
borracho con unos amigos en una
noche iluminada por las estrellas.
Leo trabajaba en un banco de
Ecuador, con una vida normal,
de clase media, con mujer y dos
hijos, sufriendo un tema personal
muy común en el mundo entero, del cual no hablaremos, porque son asuntos personales. Sus amigos comenzaron a comerle el coco para convencerlo de salir de Ecuador rápidamente, y así el asunto personal tuviese un final feliz y su familia siguiera unida en otro lugar del mundo.
Uno de sus amigos, que tenía una Agencia de Viajes, le dio unos pasajes
para Canarias, justamente a Tenerife. Con la borrachera Leo terminó convencido
y decidió arrancar de Ecuador. Tomó un taxi de madrugada y fue su casa a preparar las maletas, mientras su mujer y sus hijos dormían. Sus amigos sacaron los pasajes desde muy temprano y Leo voló hacia Nueva York, terminando en Tenerife. Ese día su familia en Ecuador sufrió la ida de Leo sin despedida, sin un adiós, sin avisar de algo que ni siquiera él sabía. Cuando llegó a Tenerife a principios de Diciembre del año 1.999 comenzó una nueva vida en El Médano, haciendo infinitos trabajos. Era y es técnico informático, administrativo de bancas, pero su situación ilegal en España le obliga a trabajar en condiciones esclavas, porque no queda otro remedio. Trabaja reparando ordenadores a escondidas, de camarero y otros muchos trabajos que ayudaron a poder conseguir comida, el foco de la vida.

Cuando aproximadamente pasó un año, consiguió dinero para traer a su familia a Tenerife, pero durante ese año transcurrido, dormía bajo los árboles o en cualquier rincón donde pudiera refugiarse como cualquier mendigo abandonado al destino de Dios. Consiguió solucionar su doble nacionalidad española a base de sufrir la espera burocrática del papeleo, pero siempre trabajando muy duro, con paciencia y valor. Incluso llegó a trabajar por las mañanas en un lugar y por las tardes en otros, durmiendo en las horas de tarde sobre el césped de la plaza que está detrás de la parada de guaguas de Los Cristianos, frente al edificio Valdés Center.

Cuando tuvo un trabajo más o menos estable en un restaurante de San Eugenio, cogió confianza con unos clientes escoceses de dicho restaurante,  estos animaron a Leo para que montara un restaurante y trabajara por su cuenta. Leo les confesó que estaba sin dinero y era imposible, pero los escoceses le ofrecieron dinero si conseguía un lugar interesante. Leo buscando en los periódicos, encuentró un local en una zona que toda su vida estará en su memoria, porque en dicha zona, fue donde muchas noches las pasó durmiendo encima del césped, o en un banco, porque estaba sin hogar donde poder dormir, mejor dicho vivir.

Por fin compró un local y montó “Leo´s Café Bar”, detrás de la estación de guaguas de Los Cristianos, junto a Hiperdino. Al principio costó un poco, pero al cabo de cinco años y medio luchando ha conseguido una clientela de ingleses, irlandeses, escoceses y españoles, que cada día pasan a tomarse sus cervezas, refrescos, batidos, lasañas, spaghettis, paellas, papas fritas, arrugadas, cruasanes, bocadillos especiales de todo tipo y formas, tapas de tortillas, albóndigas y un montón de platos sabrosos que han enganchado poco a poco a una clientela que termina siendo amiga. Además todos los domingos, hay música en vivo para descargar adrenalina y echar toxinas bailando. Su mujer Yaneth, hace la comida al estilo casero con toda la humildad del mundo, como una madre buena venida de una tierra lejana y sana. Sana como Laura, la abuela de Leo, que tiene noventa y ocho años, pero parece tener sesenta y todavía trabaja la tierra. Cuando pregunto a Leo por curiosidad, cual ha sido la alimentación de su abuela Laura, responde que toda su vida lleva comiendo de la tierra, de sus propios cultivos, sin venenos para los bichos, porque es zona sana. Huevos de gallinas no estresadas, lechugas y frutas. Carne de la mejor y una vida alejada del mundanal ruido de motores y come cocos tontos. Donde vive su abuela no existe internet, con la suerte de vivir cogidos de la mano de la madre naturaleza.

Hablando con Leo, nos recuerda que todo con esfuerzo, llega a un buen fin. Hace seis años nació una niña en Tenerife y cuando habla con su padre Leo, deja claro que es canaria y es lógico, nació en Canarias. ¡Felicidades Leo y un beso para toda tu familia! Sabemos que tus familiares que viven en la ciudad, imprimirán esta carta……

Juan Santana