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Arona 18 de Mayo de 2012
Felicidad, ¿dónde estás?
¿En qué lugar podemos encontrar la felicidad? La
respuesta está en nuestro interior, en el cerebro y
dicho cerebro será el responsable de enviar órdenes
al comportamiento. Nuestro cerebro ordena sonreír, caminar con paso elegante y transmitir el mensaje, porque hemos dicho en otras ocasiones, que según te ven, te miran.
Cuando las personas nos hacemos mayorcitas, la mejor manera de estar bien, es siendo sincero con nosotros mismos, sin tapujos, y alejándonos de quién no nos respetan como somos y viceversa. Somos culpables de malas actuaciones conscientes o inconscientes y jugamos a enfrentarnos con la vergüenza, llevando la incertidumbre mientras caminamos por la vida.
La felicidad está muy lejos del maltrato y cuando aceptamos o nos acostumbramos al bombardeo de noticias negativas diarias en la prensa o en cualquier lugar, estamos dando pie a que cada día sea más y más el daño a recibir. No estamos educados para decir “No” y es fundamental para el equilibrio emocional, porque muchas veces aguantamos historias que no nos gustan y la razón es lógica, no sabemos decir, “No”. No aguanto más, no quiero más, pase lo que pase.
Sigmund Freud, creador de psicoanálisis, escribió, “He sido un hombre afortunado, en la vida nada me ha sido fácil”. Mahatma Gandhi, pensador y político nos dice que la alegría está en la lucha, en el sufrimiento que supone la lucha, y no en la victoria misma. Nuestra recompensa se encuentra en el esfuerzo y no en el resultado. Un esfuerzo total es una victoria completa. ¿Comprenden esto último? Para llegar al éxito o mejor dicho a la meta, requiere un esfuerzo, constancia, insistencia, seguridad, fe y trabajo, sin olvidar a los trepas que estarán a tu lado para tirarse flores, pero nadie es tonto.
Muchas veces nos abandonamos y volamos sin rumbo y eso no tiene justificación. Esto último nos lo dice Ralph Waldo Emerson, escritor y filósofo. Para intentar ser positivo estamos obligados a leer los mejores escritos que hablen justamente sobre la felicidad. Leo a Gaspar Hernández y nos comenta que el secreto del amor auténtico, está en nuestro interior y cuando lo expresamos nos convertimos en mejores personas, porque somos más pacientes, perseverantes, más afectivos y sobre todo más audaces.
Para las personas que saben querer, todo resultará más fácil, más sencillo y más bonito. La felicidad máxima en la vida, es tener la convicción de que nos aman por lo que somos, o mejor dicho, a pesar de cómo somos. También he leído algo de José Antonio Marina y nos dice. Las virtudes fortalecen, los vicios debilitan. “No es posible ser feliz y tener vicios”. Termino la carta con unas palabras de Sergio Sinay. La felicidad no es una meta, sino una dirección. Se trata de encontrar un sentido en lo que hacemos y de implicarnos a fondo en nuestras acciones y decisiones. Entonces, al mirar atrás, quizás descubramos que hemos abierto su puerta sin apenas darnos cuenta; descubriendo que la llave se encontraba en nuestro interior
NOTA INFORMATIVA: la carta parecerá ser un plagio, pero debemos tener en cuenta que no escondo a los autores de dichos pensamientos. Un abrazo
Juan Santana
