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Arona 14 de Enero de 2012
Homenaje a Roco, el perro
salchicha
Roco era un perro salchicha, aunque tiene un nombre
diferente dentro de esta raza, pero toda la vida casi todo el mundo ha llamado perro salchicha al perro alargado. Un perro que en su época era un perro para la clase alta. Los reyes y príncipes se destacaban por tener esta raza en sus palacios.

En la familia teníamos uno aunque no vivíamos en palacios, pero vivíamos mejor y vivimos mejor que reyes, porque aunque tengamos menos dinero, tenemos algo mucho mejor y que no tiene precio, libertad.
Roco era de una familia que llevaba el Bar El Trebol en El Fraile, pero se lo regalaron al abuelo de mi hija, Antonio Chocho, en paz descanse, sí sí, Chocho, es un apellido de Fuerteventura.
Roco llegó a casa en su primer día y me pareció feo, tengo que reconocerlo, pero todos los feo, con el paso del tiempo, nos convertimos en guapos, porque el buen roce hace el cariño. Era un perro muy inteligente, que vivía libremente por todo el barrio. En el pueblo llegaron a llamarle el Conde Lequio, porque toda perra que trincaba se la cepillaba y algún heredero dejó por el camino de su vida.
Mucha gente pensaba que el perro era mío, no sé por qué razón, cuando Roco era de la familia. Un día estaba en la playa relajándome acompañado de Roco y escucho a unos niños diciendo, "¡Ay, mi padre tenía un perro como ese y se lo regaló a un señor porque era más malo que la hostia! Y le dije, ¿Tu padre es el del Bar El Trebol?", el niño respondió que sí, y entonces les dije, "Pues ese es el perro que tu padre regaló y es buenísimo".
Otro día llegaron unos chicos a la casa a buscarme porque habían cogido a Roco con un coche y fuí a ver donde estaba. Era un par de calles cerca y sábado por la tarde. Tuve que llamar al veterinario de urgencia y le curó la pata, cobrándome diecisiete mil pesetas. Por una vez que tengo tantas perras encima, me las levanta el perro y de la familia el único que me ayudó con la mitad, fue mi amigo, hermano, compañero, familiar, todo, Tony, porque Antonio Chocho alegaba que el perro era de todos.
Nos hemos reído mucho con esta historia. Otra vez estaba haciendo un programa de radio en Radio Bahía allá por el año 1.996 y llamaron a la radio en directo para decirme que Roco no se iba de la puerta de la casa de una vecina. La persona que llamó fue Eva, que vive frente a la iglesia de El Fraile, pero en el mismo directo del programa le dijimos que con el amor verdadero no puede nadie. Le aconsejamos que lo dejara pasar hasta que se le bajara el fuego y la pasión, que fruto de ese encuentro, tenemos a muchos Roquitos por la zona. Roco murió de viejo, pero siempre fue libre como el Sol cuando amanece. A pesar de ser pequeñito, algunas personas le tenían miedo porque se abría de piernas como los pistoleros y se ponía en medio la calle a ladrar.
Se fue Roco, como nos iremos todos. Un abrazo
Juan Santana