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Arona 13 de Octubre de 2011
Concierto de Música Clásica
Mi hija viene el viernes con dos compañeros
de clase, tienen que hacer un trabajo en equipo.
Harán un planeta para presentarlo en el colegio.
Niños de doce años que viven durante la semana encerrados en el colegio y por las tardes entre cuatro paredes, a no ser que tengan actividades como danza, natación o algún paseo a comerse una hamburguesa.
Niños de doce años cargados de energía alcalina acumulada sin estallar como cualquier volcán. Hubieran estado de viernes a domingo, pero el sábado estamos invitados al auditorio a vivir un concierto de Verdi.

Cuando el sábado por la tarde estaba en pleno sueño descansando, los niños terminan despertándome para pedirme que entrara en un solar anexo a la casa porque el planeta había caído en dicho solar. Pregunté cómo había caído el planeta pero no recibo respuesta alguna y tengo que coger una escalera que tengo en mi garaje para poder entrar en el solar. Menos mal que no hay perros que puedan morder o que no cayó en una azotea.

Cuando una de las amigas de mi hija entró en el solar utilizando la escalera que coloqué adecuadamente y trae el planeta, descubrí que el tema del planeta era un cuento chino para pasarse juntos un fin de semana, aunque un poco corto porque es sábado y vamos al auditorio. El planeta era una sencilla pelota pintada de naranja y les pregunté, ¿Hacía falta tres personas para pintar una pelota? Ellos sonreían porque sabían que los había descubierto. Una simple pelota pintada les había dado la libertad de estar juntos compartiendo un ratito de la vida en estos sures.

Por la tarde del sábado entregamos los niños a sus respectivas familias y nos dirigimos al auditorio de Santa Cruz a disfrutar de un concierto de música clásica de Verdi con su lírica. “¡Viva Verdi!” es el título del concierto. La música clásica relaja y es un nivel observar a noventa y cinco músicos en el escenario. Es la cifra exacta porque dicho concierto duró tres horas y tuve tiempo de contarlo dos veces. Llegamos justo a tiempo un minuto antes de comenzar y los sillones del auditorio están mal hechos y cuando llega alguien tienen que levantarse todas las personas de toda la fila completa. Una señora murmuró diciendo, ¿Por qué no entraron por la otra parte? No dije nada porque no tenía ganas de seguirle el rollo porque casi siempre suelo responder algo a los comentarios. En este caso hubiera respondido, ¡Quéjate a los que hicieron los sillones de esta forma tan apretada!

Cantaban en italiano y estoy seguro que el noventa por ciento de las personas que estaban en el auditorio tenían mi problema, “Ni idea de italiano”, pero reconocemos que las voces eran auténticamente del máximo nivel. No les hacía falta micrófonos porque el volumen de dichas voces era súper altísimo. ¡Viva Verdi!

Es un mundo diferente cada estilo musical y la música clásica es un estilo donde el trabajo del maestro queda demostrado dirigiendo a tanto humano con su instrumento.

Juan Santana