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Arona 8 de Octubre de 2011
Compartiendo un Fin de Semana
El amor es el único deporte que no se interrumpe por falta
de luz. Tengo un amigo y juntos fuimos a La Palma. Seré
responsable de todas las cosas que escriba y no de lo
que los demás entiendan. La vida enseña cada día y he aprendido
a no enfadarme cuando soy ignorado porque yo también ignoro inconscientemente. Quiero compartir un viaje de fin de semana a La Palma con la intención de pintar un techo de una casa que está en Tijarafe.
El techo debe pintarse urgentemente porque esperamos fuertes lluvias. Salimos el viernes por la tarde a las seis y cuarto con el Ferri Armas y llegamos a las diez y media. En el barco una hippy nos pregunta si vamos a Tijarafe para si queremos llevarla. Ella recordaba cuando una vez toqué la guitarra y ella bailaba. La llevamos y nos contaba que venía de La Gomera y que tenía claro que los bancos iban a cerrar todos a nivel mundial.

La llevamos hasta su misma casa en Lomo Corona, un lugar en lo alto de la montaña y se despidió diciendo que éramos unos ángeles, que bonito. El sábado por la mañana temprano bajamos al pueblo al Bar Canarias a desayunar. Limpiamos la casa, pintamos el techo y a las diez y pico de la mañana teníamos el trabajo terminado. Nos acercamos a Los Llanos de Aridane, porque es obligación sentarnos bajo el árbol de la plaza principal a tomarnos algo y leer la prensa. Al mediodía nos fuimos nuevamente a Tijarafe, paramos en el Kiosquito y nos echamos unas sardinas, unas albóndigas y unos vinitos para coger el sueño. Nos acostamos a las tres de la tarde hasta las ocho de la noche.

Salimos a Punta Gorda a cenar un pescadito, carne y gofio, con más vino. A las once y media nos fuimos acostar nuevamente y pregunto, ¿Nos estaremos haciendo viejos?. El domingo por la mañana nos levantamos, y dimos otra mano de pintura al techo. Cogimos unas cajas de aguacates, unos guayabos y algunos racimos de uvas. Nos  fuimos otra vez el Mercado de Punta Gorda a tomarnos un zumo de caña de azúcar con zumo de naranja. Compramos algunos dulces y a las doce nos acostamos otra vez hasta la una y media. Salimos a Santa Cruz de La Palma para coger el Ferri para Los Cristianos y casi olvido a Toby el perro foxterrier que también nos acompañó.

Este fin de semana descubrimos mi amigo y yo que necesitábamos dormir, no pensar en nada, relajarnos en un lugar donde no escuchamos ni los pasos de los gusanos. Solamente escuchamos el canto de los pájaros y alguna hoja que cae de un árbol de vez en cuando.

Espero que algunos lectores hayan viajado con nosotros a través de la imaginación y que esta carta les haya gustado un poquito. Estamos viviendo una etapa de la vida y la quise compartir con usted, recalcando que detrás de todas las historias hay más historias, pero siempre debemos compartir la mejor parte. Una pintada de un techo está rodeada de una historia más para un libro.

Juan Santana