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Arona 29 de Septiembre de 2011
No debemos ocultarnos
Tenemos las ideas claras y nos quedamos a gusto
cuando descargamos nuestra adrenalina en cualquier bar,
en casa o en cualquier lugar. Levantamos la voz para que
nos escuchen en el grupo donde estamos hablando y sentimos ser muy grandes llevando la razón. Nos ocultamos donde no debemos.
La educación es tan importante en la sociedad para poder llevar una vida organizada, que aquellos equivocados como este que escribe sufrimos las mentiras que arrastramos por nuestra ignorancia. Seguro que las verdades salían por nuestra boca, pero tal vez no nos escuchamos, ni nos sentamos a reflexionar para llegar a una buena conclusión. Son muchas las miradas que hablan cuando nos encontramos con las personas en la calle. Miradas llenas de secretos que quedarán ahí para siempre. Somos sexo, somos seres vivos, somos un acto de amor, somos cristianos, somos ateos, somos de un partido diferente, somos anarquistas, ¿Quién y qué somos? No somos nada, somos unos bichos que pasamos por el planeta y estamos de paso hasta que nos morimos y a los pocos días seremos olvidados a no ser que dejes huella a través de la cultura.

Hemos nacido en una parte de la bola donde podemos hablar mucho, sobre todo hablar mucho dando la cara o escondidos tras un anonimato. Existen partes del mundo donde no les queda más remedio que salir a la calle a enfrentarse a sus gobiernos, a quemar contenedores, a defenderse con piedras, con armas si las consiguen. “Todo es mentira decía mi hijo” con veintisiete años cuando hablaba con él, para aconsejarle que los jóvenes no tenían que drogarse tanto y si no se drogan nunca mejor.

No puedo discutir su discurso de que casi todo es mentira, porque tiene toda la razón del mundo. Los gobiernos ofrecen una cultura absurda, donde el enchufismo gana la partida. Nos ocultamos en el sexo, en el dinero, en el material, en engañarnos a nosotros mismos y no hemos fomentado los valores morales. Estamos rodeados de inteligentes engañándonos unos a otros y al final, el foco de la vida es la comida porque siempre ha sido la manduca desde el principio del mundo. Los cavernícolas tenían un problema prioritario, la comida y la defensa de los depredadores.

Los humanos siempre hemos sido malos, envidiosos, mentirosos, falsos, materialistas avariciosos, conquistadores, maltratadores psíquicos y físicos, pero al final todos somos buenos con aquellos que queremos, ¡Qué lio!. Tenemos ese instinto animal escondido y disimulado que de vez en cuando sale a través del grito, como cuando un perro ladra.

Ser sincero es fácil, pero puede complicarte la vida, porque la mentira es la que lleva las riendas de la gran mayoría. Eres  un pringado que trabaja muchísimas horas para pagar la chulería de sentirte grande. “La humildad, el arrepentimiento y las verdades, siempre ganarán la partida, aunque termines en la oscuridad”.

Juan Santana
Comentarios
Buen artículo Juan, me ha gustado. José Montero