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Arona 14 de Septiembre de 2011
Criando cerdos,
salió un piloto de aviones
En 1.998 estaba trabajando en una empresa
de rótulos y cuando estaba sentado en la oficina
entró un cliente con bata blanca manchada de sangre de cerdo. Quería un diseño y presupuesto para rotular cuatro camiones, más un rótulo de una oficina. Invité a sentarse al chico e hice un diseño, con un cerdo volando y las letras en forma de salchichas.
Gustó el diseño y el precio, pero jamás olvidaré la frase que salió por su boca mientras pagaba, “lo hago aquí porque en las demás empresas además de mirarme mal, decían que llamarían cuando tuvieran un diseño y el presupuesto”. Aquí hay muchas coincidencias, causalidades y casualidades, porque llegó en el momento justo, fue el destino. Cuando acabamos el trabajo fui por la empresa de cerdos a cobrar la segunda parte del trabajo y conozco a la hermana del cliente, administradora de la empresa.
Me enseñó la empresa y alucinaba, porque habían más de dos mil cerdos y la limpieza súper buena, por las instalaciones muy modernas. Comienza una amistad con la hermana y pasa el tiempo. Tenemos vivencias personales, de amistad universal. Cuando el hijo de mi nueva amiga tenía catorce años, habló con las madres de sus compañeros de clase para contratarme y tocar en la entrega de orlas de su colegio. Eran aproximadamente cuarenta niños y pedí 5 € por cada uno, pero algunas madres no quisieron.
Mi amiga confiaba en mí y pagó la parte de las madres que no quisieron. Al final las madres que no pagaron, les gustó y pagaron felices. Siempre intento ser un profesional cuando subo al escenario por respeto total a las personas que están escuchando. Seguimos en contacto por más asuntos profesionales y personales, pero la amistad se acentúa más, incluso con la familia. Han pasado cuatro años y el hijo de mi amiga cumple dieciocho. Me pide que vaya a la bodega a cantar como sorpresa. Sorpresa la mía cuando dijo que su hijo ya es piloto de aviones sin poder volar porque es muy joven.
Tiene que volar cien vuelos parece y vuela con una avioneta. Su hijo me prometió llevar a dar una vuelta antes de fin de año. Estuvimos cantando con todos los amigos y fue un día más en el planeta lleno de emociones, mensajes, reflexiones y positivismo. Cuando decido irme, mi amiga preguntó cuánto era mi actuación musical para pagarme y respondí ¡Cállate! A los amigos no se les puede cobrar las actuaciones. Una madre igual que muchas, una madre muy buena, humilde y trabajadora. Hay mucho más que contar, pero termino aquí el escrito esperando que vuelvan al principio, y si has leído, espero que te haya gustado y Gracias por estar ahí. Y felicidades a mi amiga y buena madre....
Juan Santana
