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Guía de Isora 22 de Feb. de 2013
El debate leído
Habría que exigirle a los que hablan en la tribuna
del Congreso que no leyeran, ya que tienen asesores
que le escriben lo que el orador (…) debe decir ante
sus señorías (…). Pues en el último debate sobre
la España embarazada y no en estado de buena
esperanza, se repitió esta escenificación en que
los líderes hablan sobre lo que otros escribieron.
Una estrategia que aparca la pasión, la cabeza y la memoria y que demuestra el desconocimiento sobre la realidad del país y – sobre todo – que continúan desacreditando  la política, unos más que otros, por su propia incapacidad para transmitir al votante un poco de optimismo y de lógica. Y no fue así.

Lo que ocurre es tan claro (y oscuro a la vez) que había argumentos de sobra para que sus señorías- a los que se les supone educados en buenos colegios  – hubiesen explicado claramente lo que ha pasado, por qué pasó y lo que puede pasar. Sin embargo, el debate leído pareció anticuado. Y sus protagonistas más.

La realidad cotidiana es de tal brutalidad que hubiera bastado con un minuto se silencio en el hemiciclo para haber ahorrado tiempo y dinero.

Y no tengo nada más que decir sobre esta particular clase de parvulitos.

Cheche Dorta