Para que pueda ser publicado su comentario, por favor escriba un nombre de autor
Los siguientes comentarios son opiniones de los internautas, no de eldigitalsur.
No está permitido verter comentarios contrarios a las leyes españolas o injuriantes.
eldigitalsur se reserva el derecho a eliminar los comentarios que considere fuera de tema.
No está permitido realizar publicidad a través de los comentarios
Los comentarios enviados no se publican siempre al instante, depende de la hora pueden tardar en publicarse.
Guía de Isora 8 de Febrero de 2012
Reparto masivo de Profilácticos
De entrada, dice el gerente de la supuesta salud de los
canarios,  se van a repartir durante los Carnavales ciento
veinte mil preservativos y, si hace falta, tenemos suficien-
tes para dar más, más y mucho más. Y nuestro Obispo
callado, obviamente, ante lo que es una contradicción, puesto que la Iglesia Católica se ha negado ante el condón – como expertos en la materia – y ha dicho que puede romperse y que, sobre todo, no sirve para que los negritos del África no se mueran del sida o de hambre.
El ecónomo, un punto, se queja de que la Catedral de Aguere no tiene
presupuesto para terminarla, aunque él, de Armas tomar, sabe que el
cemento fue lo más normal desde que su eminencia ostenta el cargo de tesorero de los curas todos, pero ya no está el camarada Hermoso, caro hermano que pudo ayudar. Una pena. Y nada dicen sobre lo que enunciamos, que es mucho y que anuncia un pecado mortal según la curia, pero que servirá para la industria del látex. No hace falta saber las cuatro reglas para obtener una cifra importante y de gratis. Sin embargo, la puja donde se vende alcohol ha sido dura, ¡pero se vende y se compra alcohol!, por lo que podrían prohibirlo y vender sólo agua, pero no sería un carnaval, faltaría animación. Si le sirve de algo, podría sugerir al cabildo secular que medie Abreu que no fuma, ni bebe y es practicante, perdón, y no hablo de jeringuillas. O, en su defecto, a Spínola, que le ponen una casulla y hasta un ateo se arrodilla ante él. El otro día lo vi en la tele, el dos de febrero cuándo la Patrona, la única morena apreciada, persignándose sin recato en la Basílica. ¡Qué poca vergüenza! Y Sindo al lado, tan ecuánime que ha desperdiciado un bagaje que tal vez jamás lo tuvo.

Y vamos a lo que nos interesa que es el número infinito de forros de penes – antes pinga o pollabobas, algunas -  que se ofrecen desde la administración porque estamos en la fecha y ellos, los presuntos clientes, están en la edad. Ahora: antes eran delincuentes, putillas o golfos. Hoy es casi lo mismo. Como la Iglesia y sus pederastas, que hoy reconocen como cuatro mil (4000) casos de abusos sexuales en los últimos diez años, como si nada. Y están sueltos, en las calles, en los confesonarios, en los púlpitos, en las procesiones, debajo de sus faldas obscenas, al lado de las monjitas, etc.. Cuatro mil casos reconocidos según la última encuesta, por lo que es lógico deducir que no protesten por el reparto de los preservativos. ¡Ay, loca juventud!

Y la cantera de murgas, muy criticones en un momento dado, seguirán la estela que marcaron sus mayores para que Zerolo y otros presuntos corruptos sigan marchándose de la ciudad para dejar que la periferia tome el mando hasta que llegue la Semana Santa. Un punto barroco y lleno de emoción, con el Cristo más pálido pero restaurado (…) y la madrugada llena de malagueñas o de saetas, es lo mismo, y el Adios a la Vida que oyen con unción los magos entendedores de música de la gente seria, que ya no usan los condones porque la menopausia llega así de esa manera en cualquier esquina del barrio de El Toscal que es lo más genuino del chicharrerismo de corazón. Falta poco para su derrocamiento y regenerarlo – arquitectonicamente – y convertirlo en zona noble y cara.

Ciento veinte mil preservativos y más si hace falta. Es la libertad, cabrones. Y me persigno, dice el ecónomo al que no le cuadran las cuentas. Cuatro mil sodomizados y ciento veinte mil condones, un milagro difícilmente comprensible por los que no somos carnavaleros de toda la vida, la vida.

Cheche Dorta