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Guía de Isora 6 de Julio de 2012
El Congreso del PSOE
Cuentan los medios (…) que el denostado Juan Fernando
López Aguilar recibió la mayor ovación entre los oradores
que intervinieron en el concilio de los socialistas hace unos
días en el magma (….) y que, incluso, se cantó La
Internacional tarareando una letra anacrónica y que pocos saben. Bueno, Spínola quizás sí. Aplausos salidos del contrito corazón de los que aún esperan el juicio final, o casi.

Lógico. Ahora. Hace poco echaron a Juanfer porque hablaba demasiado y a veces no controlaba el freno de motor. Y se fue a Europa para presidir algo que no está al alcance de todos, empujado por sus compañeros (…) la facción hermosa que gestiona la región aunque Aguilar ganara hace mucho tiempo, mucho, las elecciones.
Pero es que este enterado es catedrático, toca la guitarra, hace caricaturas, quiere acabar con los corruptos (empezando por  sus compañeros), elevar el nivel, echar a los advenedizos, y ex ministro, etc. Un alegador y, además, canarión, dice un congresista diluido entre las espléndidas paredes del magma ferias y congresos,  en este caso más bien feria. Sin atisbo de vanidad.

Y, encima, habla más de la cuenta, circunstancia que en nuestra tierra se valora menos que al zorro que es el que no dice nada porque no sabe o está a la caída. Un moderado, digamos. Un centrista socialdemócrata línea florentina, que nada tiene que ver con el renacimiento. Un  poco, sí, con la Capilla Sixtina, por ejemplo. Y hablamos del PSOE. La izquierda real, como el Gara Club de Fútbol o el Casino Principal de Santa Cruz. Todo cuadra. Menos BANKIA y sus mentiras.

Si con lo que está ocurriendo se aburren en un concilio es que les falta cuajo. Y les falta.….¿Qué será el cuajo…? pregunta un ponente que acaba de defender – en plenario, ojo – la enésima enmienda que reza (…) sobre la invasión de aguavivas, no hay derecho camaradas, que una señora mayor se llene de ronchas y que no haya un socorrista al lado. Votos a favor, tres; en contra dos; asistentes cinco. El resto estaba en el bar conformando la nueva ejecutiva. Me pido un menta poleo y tú, inquiere, pues, pues, pues,…no sé,…bueno un zumo de pera piña; no, mejor un leche y leche con poco café. Ya sabes, hay que cuidarse. Vale,  pago yo de mi bolsillo. En el próximo pagas tu. Un diálogo entre políticos (decir besugos sería un chiste fácil) que levantarán el puño cuando toque. Y ahora no es el momento, Hollande va a hacer reformas en pro de la gente y la señora Merkel tendrá que frenar su deriva. Le encanta el potaje de berros, apunta un  delegado de la Gomera y nos visita con frecuencia. Un honor recibirla. Y para el almagrote es una rueda de fuego. Bueno, voy a votar.

Y llega Alpidio, el herreño, que se arrima a la barra y comenta, atribulado, que no está de acuerdo que se celebre el concilio en el magma cuando, otra vez, el Mar de las Calmas pega a resucitar y no sabremos nada hasta que reviente o no, porque los asesores y catedráticos expertos en el tema de los volcanes nos dirán un día si y otro también, que puede reventar, nunca se sabe; porque los temblores, ay, son normales y que todo está bajo control. Y el camarero que es de la otra banda le pone al presidente del cabildo ante sus ojos, una copa con una bengala que echa fuego, ay dios, pero que es bien dulcita. Es un sol y sombra, dice el barman,  agua de fuego con gotas de angostura, vino de la tierra y un toque de espuma de quesadilla.…¿lo vio?, sí. Bueno, me voy a votar.

Y el conejero, alegrón, no sabe que Manrique se murió en un accidente extraño y que, después, nada fue igual en su isla. Una obra de arte mancillada casi tanto como el Teide. Me voy, dice, a votar.

Y el majorero que se opuso a la obra – esencial, enorme, positiva… - de lo que quiso hacer Chillida en la montaña de Tindaya, aún  mantiene que los grabados tienen un inmenso valor. Bueno, voy a votar, y que viva el Sorondongo, mondongo del fraile.

Y los palmeros, que saben de volcanes, dicen que puede ser que si o puede ser que no. A Castro es difícil tumbarlo, pero si Manuel Marcos sigue como sigue, todo es posible; cada vez se parecen más entre ambos. Puede ser, dice un delegado de Puntagorda, a mi no me lo crea. Voy a votar. Y puede que vaya o no.

Resumen: el alegador del Aguilar me tocó la fibra, lo reconozco, pero aquí no tiene futuro. Habrá que elegir a otro líder. No sé. Como que sea más calladito y que se lleve bien con los que han gobernado desde siempre, los emprendedores que dan muchos puestos de trabajo.

Y cuando llega la hora en que se cierran las puertas se vota y suben al estrado los miembros de la nueva ejecutiva, se aplaude de forma sosa y – después – se canta La Internacional; ya sabéis (…):   arriba los pobres del mundo, etc.

Ahora llegan las vacaciones, el merecido descanso. Un par de meses en que el país se para porque sus habitantes tienen que recargar las pilas (…), desconectar (…) y saber que un apartamento es incómodo, aunque – de noche – corre aire. Y la familia se mantiene unida.

Bueno, compañero, tenemos a La Roja y algo de sangre plebeya.  Menos es nada.

Etc.

Cheche Dorta