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Guía de Isora 14 de Diciembre de 2011
Las Navidades
Después del puente se acerca la Pascua, más de dos
mil años ya repitiendo lo mismo, con sus vacaciones
escolares inexplicables en un país civilizado y teóricamen-
te aconfesional, con su excesivo gasto – antes y ahora –
con sus lucecitas para animar, sus turrones y no el queso de almendra, con besugos (…), langostinos y cava que no falte.
Con sus polvorones y otros colesteroles peninsulares, sus belenes cursis y sus villancicos que recrean un fumadero de opio, su día de reyes, ay, y sus regalos a los pequeños de la casa: “una ilusión”, dicen los bobancones padres primerizos y el fin de año donde nos queremos tanto, hasta mañana.

Y uno que lleva intentando quitarse de esa costumbre pagana-religiosa infructuosamente, he comprobado que este año me rindo, otra vez, a la evidencia de saber que no hay quien pueda con la propaganda y el consumismo feroz. Miren que llevo diciéndoles que no compren tanto, que al día siguiente costará la mitad, que no hay que cenar mucho, que no beban cava si no lo tienen por costumbre, que regalen libros y música,  que canten todos los días del año, que yo también te quiero cuñado, que un día es un día, que nos reunimos todos, que navidad con su dulce cantar celebran las almas que saben amar (ay que triste es andar por la vida, etc.), que no te pases papi que tienes azúcar, mira, mira abuelo Cheche, ¡el hombre cagando!, dice el nieto enteradillo, mira, ¿es que no lo ves?, sí, hijo, si lo veo, pero mira como beben los peces en el río aunque no tengamos río y deja ya la dichosa tableta que me tienes los cascos desvanecidos, vamos a jugar al boliche, ¡sí!, exclama el chaval como diría un nacionalista, etc.

Y después del chís y palmo, la partida de boliche, que ganó el enano como dicen sus progenitores y es, en realidad, un chico chico, un firringallo, un no me atormentes más infierno, o dame paciencia Dios, un pariente o similar, es hora de decir que el Belén, antes portal, recrea la vida en la mal llamada Tierra Santa, una zona dónde llevan dándose cuero una pila de años y a peor; para sus habitantes la crisis es pan comido. Y que hacemos el árbol ecológicamente mientras los mercaderes del mundo se cargan la Amazonía, reciclando, ojo, millones de árboles para convertirlos en papel mojado o en contenedores para reciclar los papeles desechables. Y lo de corrección del veneno que se vierte a la atmósfera pues va a ser que no, tampoco. Y no se puede fumar en casi ningún lugar, porque el humo del tabaco es nocivo para la salud de los que juegan en la máquina tragaperras, entre otros clientes. Faltaría más. De hecho, salgo al frío de la noche para atenuar el vicio nefando, escondido como si el tiempo no hubiera pasado.

Y como me estoy desviando de la esencia (…) del artículo, regresemos a la Navidad, y al día de la Nochebuena donde las veteranas se quejan de que no hay truchas ni mistela. Y los herederos (…) le reconvienen diciéndole que “hombre, prueba el turrón, mira, que es de Alicante”, hay duro y blando, como un juez o jueza. ¿Te acuerdas del turrón más caro del mundo?, ¿sí?, pues aún se vende y se compra. Yo no soy tonta/o. Abramos, pues, un paréntesis para decir que el langostino que es un bicho bien feo (…) se paga muy caro porque tienen buena prensa, a pesar de que para el ácido úrico es criminal. Porque el bicho es feón, creo. Y bastante que se come en las mesas de las familias tradicionales que no se saben que tradiciones siguen. Tal vez el arrastre de ganado.

Y llega el momento de la comida dónde pocos alimentos son del país. De hecho poca mistela se hace y truchas bien pocas. Y se siguen cantando, aparte de Lo Divino, los villancicos castellanos y que en la mesa primorosamente adornada con mantel de lino, vajilla vieja y servilletas de tela, se agolpan (…) multitud de viandas, más de la cuenta, y unas botellas de vino de la ribera del río Duero, tan cercano que tiene cuerpo y deja, en boca, sabores de tierra arcillosa, con ribetes de frutas del bosque y nobleza de estirpe.. Digo. Y el nieto dice que quiere más Coca- Cola y más gusanitos.

Y llega la parranda que es lo mejor porque el sentido musical y el ritmo no tiene explicación ni con el ADN. Y sale el coro que es lo más tradicional, donde se canta y se baila, que no es poca cosa, ¿viste?, no. Pues cantamos campanitas que van repicando/navidad van alegre cantando/ allí van esos dulces recuerdos/del amor bendito.., etc. y se pide, anda cántalo, el burrito sabanero por lo de la emigración o el dime niño de quién eres o el noche de paz que nunca se hace bien la segunda voz con la fácil y germanófila esencialidad…(…). O corre corre al portalico, ico, que es muy viejo
y hay que conservarlo, etc.

Salgo a la terraza a echarme un cigarro porque ya nadie fuma, como un presunto. Y veo que explotan voladores, mientras oigo el cariñoso rumor de la parranda familiar que prolonga la inexplicable tradición de la que me confieso (…) cómplice, pensando en el Fin de Año dónde yo también te quiero y todo el mundo baila hasta el amanecer, y el cotillón que nos convierte en payasos, con matasuegras (…), pi pi piiiii,  inclusive.Y pienso, recordando, que ahí comenzó la devastación de las plazas de los pueblos viejos porque eran viejos y los hijos/as del pueblo se fueron a TEN-BEL abandonando, por la cara, su esquina más cercana o peligrosa. Fuerte frío decían y dicen aun los desabrigados con anorak y bermudas. Y ahí comenzó todo. Es el clima mejor del mundo, con matices, de esta tierra que – reitero – come lo que viene de fuera. Es decir…

Del Día de Reyes hablaremos más adelante, hay tiempo. Tal vez la casa real, con minúsculas, saque otro comunicado sobre el yerno que estaba ahí pasando la pelota con solvencia: un pelotazo que ahora aparentan ignorar, y hablamos de pelotas porque siempre fue regalo apreciado el día de Reyes. Y magos, que aún se mantienen ahí sin dar cuenta de sus cuentas. Y todo quedará igual porque la monarquía es la que da equilibrio a este país de pillos y tramposos. Quitarán de la foto al deportista, un cuerpazo, y aquí no ha pasado nada. Como al simplón de Marichalar que fue expulsado y su mancoveca estatua de cera se la llevaron del museo y nunca más se supo. Y lo dejamos ahí porque parece que escribo para una revista de chismorreos.

Lo dicho: son las Navidades que hay que mantener para que las familias se reúnan en amor y compaña. Las familias tradicionales que, a lo mejor, no les gustan demasiado estas fiestas que creen ostentosas, anacrónicas y nada coherentes con la crisis, porque el langostino está muy caro.

Etc.

Cheche Dorta