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Guía de Isora 14 de Noviembre de 2011
Vota o bota
Por una vez y sin que sirva de precedente
voy a intentar escribir algo sobre las elecciones,
la política y la crisis, cuestiones todas ellas muy
importantes y que a todas/os deben interesarnos
porque nos jugamos mucho, más que un partido de fútbol, por ejemplo.
Y pego con una frase que se me ocurre en este momento dado y que dice así: “Este país tiene menos crisis que la que merece”. Y no me quedo tranquilo. No. Aunque no salga de las fronteras archipielágicas como diría un diputado o senador, a proponer (vale en su acepción femenina, para no discriminar). No me quedo relajado (…) aunque en mi fuero interno (…) algo me dice que es verdad y que podemos debatirlo, ay, cuando sea menester. No me satisface porque soy canario y me duele, mucho, esta constatación. Y ahora o después del aniversario de la muerte del general, que es el veintiuno que es un mes antes de la lotería, de navidad que se sigue celebrando con sus vacaciones y todo, sin tener por qué, peor todavía. Y menos con esta crisis que no supo gestionar nadie. Ni ZP.

Porque visto lo que uno ve cada día entre la flora y la fauna tan variada y peculiar, insisto en que la ocurrencia del refrán no anda mal encaminada. Creo.

¿Quién, cuándo, cómo y porqué empezó la crisis…? ¡aaamigo!,  ahí está la pregunta que hasta la fecha no se sabe la respuesta. Y me atrevo a decir: pues, que fueron las ideas (…) y los modos y las mañas del liberalismo usurpador y avaricioso, de la cobardía de gobernantes y de países, del conformismo de los consumidores, del gasto sin control, de los mediocres, de los nuevos ricos, de los vasallos, de los analfabetos con cuello y corbata, de los que cobraban para vigilar los mercados y nadie los vigilaba, del vergel de belleza sin par mientras lo masacraban construyendo (y robando) a los incautos sin fronteras, de los inversores a los que sólo les valió saber sumar y multiplicar y dividir las parcelas, a los advenedizos que se introdujeron (…) en partidos teóricamente de izquierdas hasta llegar a la socialdemocracia que fue antes que todos los ismos hoy rechazados, del capitalismo salvaje (y a mi me paga un banco, ya pueden ver), del aceptar sumisos que el diez por ciento gobernara las vidas del noventa que queda, del desprecio por la cultura con mayúsculas y de la educación que es la mejor medicina y de no tener ningún aprecio por la dignidad.

¿La Derecha?, puede ser. Y el que tenga ojos que lo vea. No todo va a ser una lesión de isquiotibiales que el pobre del crack del equipo de sus amores sufre después de haber recibido una entrada, alevosa, del defensa contrario cuando ya le había robado la cartera. ¿La Derecha?, es posible, ya que es la opción que siempre ha gobernado al mundo – no solo a España y a Canarias – desde que se inventó el fuego y ahora regresa elegida por el pueblo llano que nunca ha sido más llano que ahora. No conocemos a un rico que sienta la crisis en sus carnes de rico, aunque sepamos todas y todos, que detrás de cualquier fortuna hay un hecho poco edificante. Como cuando se parceló la Tierra.

Y la izquierda lleva muchos años desaparecida sin combatir: les daba rubor cantar La Internacional que es un himno que debe agradarle, por lo menos, a quien posea algo de buen gusto que no es el caso: basta ver la plantilla de los mal llamados progresistas, léase Javi, a proponer, líder de los rojillos de La Laguna, tan fuccsia y jefe de los aspirantes a esclavos del Cristo al que le han efectuado, ahora, unas radiografías para comprobar su buen estado de salud, perdón. Pues de ahí para abajo poco queda. Ni Macario con su pedrigrí ha podido con la cursi Radazul. Y, Dios no lo quiera, ni a Sindo el de Candelaria se le ha pasado por la cabeza de romano que tiene, dejar de ir a la procesión porque lo linchan por hereje. O no le vota nadie. Ningún analista ha explicado el fracaso de la derecha, porque es la derecha y por qué existe la derecha aquí. Y parece mentira que sea así.

¿Lo dejamos?, me aconseja una musa que siempre revolotea, ¿lo dejamos por hoy? Y le hago caso; vamos a ponerle un punto y seguido y retomar mis pequeños ensayos que no hablan de política, que a nadie interesa. Y acabo con la pregunta que ya citamos: ¿de dónde y por qué vino la crisis?, pues que conteste Il Cavaliere, Silvio para la familia, que está acabando con Italia, tan bien vestida y tan llena de golfos, defraudadores y de malandros, como Canarias sin ir más lejos. Y le llegará el turno al gufiado de Cameron y al cojitranco de Sarkozy o a la sílfide de Merkel y a Obama le queda poco, porque lo pusieron los yanquis cuándo tocaba,  para aparentar que es una democracia donde hasta un negrito puede ser presidente, sin pasarse.

La sangre es roja, el mar y el cielo son igual de azules. El agua era incolora antes de su privatización. La Coca-Cola es como el vino de una tal Asunción que no tiene color. La mancha del mar de las calmas (…) que abacora a La Restinga, según la comunidad científica puede ser oscura o clara, depende; puede ser que sí o puede ser que no, dice un catedrático. Y los peces se han muerto y otros, más veloces se han ido, lógico, dice un vulcanólogo – puede ser hasta don Nemesio, un tremor hecho carne – y, ahora que me acuerdo, los expertos son casi todos menos Pérez,  peninsulares, ojo.

Este país tiene menos crisis que la que merece. 

Cheche Dorta