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Guía de Isora 13 de Septiembre de 2011
Vacaciones
Me encuentro con la paseante que a lo largo del
ño veo caminar y que en el mes de agosto se fue
de vacaciones y la abordo porque ha regresado a
la rutina (…), la abordo, interrumpiéndole su
interesante conferencia por su móvil y le pregunto: ¿qué tal?, bien, me dice, ¿no ves lo morena que estoy?, sí, reconozco, la verdad es que tienes un color muy aparente….¿dónde lo pasaste?, inquiero y responde, ¡dónde va a ser, en un apartamento, pareces bobo!
Es verdad, le digo. Y ella, que no ha bajado de peso, sigue hablando: estuve al ladito mismo del mar, oíste, con decirte que por las noches hasta hacía frío y mi Paco ni se parece, le bajó hasta el colesterol; hay que decir aquí entre nosotros que una le obligaba a pasear todas las tardes lo menos cuatro veces en la avenida, se lo tengo dicho y gracias a las vacaciones me hizo caso. Ni se pa-re-ce. …¿oíste?, yo creo que ya ni ronca. Pues dele recuerdos, balbuceo, serán dados, me responde sonriente la mujer de acuerdo con la fórmula elemental de la urbanidad y las buenas costumbres. Chao, se despide derramando lisura, sin fina estampa, caballero (lo que por mucho que se empeñe jamás logrará una mujer, comentario machista que fue contestado hace un tiempo por algunos artículos mal leídos), que siga bien, me alegro.

Después me enfrento a un varoncito que regresa bien moreno de sus baños (menos mal) y casi repite lo anterior: el fresco por las noches, ni punto de comparación, el aire del mar, etc. ¿Sabes?, lo que no me gustó es el precio de la birra, uno ochenta – me dice -. Y no había Dorada sino Mahou ¿Y eso?, pregunto.- Pues es lo que hay, sentencia, yo protesté, pero había tanta gente que no me hicieron caso, ¿entiendes?,  no. Pero valió la pena porque después vimos la exhibición pirotécnica y mi yerno me invitó a una hamburguesa, ¿sabes? si; y en el apartamento me dejé dormir en la terraza porque esa noche, las chicas habían invitado a sus amigas que llegaron de amanecida casi rascadas y ya no pude pegar ojo, pero salí a pasear y tomé café en el único bar que estaba abierto, un euro. Y con la cara del camarero que le tocó turno y que mirábame fijamente al borde del insulto. Desconectamos, dice el hombre, y venimos con las pilas cargadas (reiteración nada original, pero que no sobra casi nunca en este tipo de comentarios), nos hacía falta, sentencia, sobre todo a la mujer, la pobre. Lo peor fue que se nos murió Lukas, el yorkshire, ¿lo recuerdas, verdad?, pues falleció de repente; creo que fue un golpe de calor. Lo llevamos a la clínica veterinaria y no hubo remedio, murió y ellos, los médicos de animales se hicieron cargo de todo y lo incineraron, pobre Lukitas. Aparte de este trance siempre doloroso, lo pasamos bastante bien. Bye, bye, se despide prosiguiendo su paseo.

Y, mala suerte, antes de irme viene hacia mí una vieja mujer hembra que es morena de nacimiento y de raza, que muy sonriente me aborda y saluda. ¡Hombre! ¿qué tal? ¿dónde fuiste de vacaciones?, yoooo,  intento explicar lo inexplicable, no salí y me quedé, tengo dos ventiladores. Pues yo fui a Benidorm, se ríe, con las colegas de la tercera edad, ¿me entiendes?, sí, pues no veas lo bien que lo pasamos; todas las noches, después del bufé, a bailar en la pista y como sabía el animador que éramos canarios nos pusieron hasta El Polvorete de Pepe Benavente que fue lo más, aparte que la orquesta nos despidió con Islas Canarias, ya sabes, el pasodoble que a todas nos dejó medio desveladas de la emoción, ¿me entiendes?, no. Y el vuelo, perfecto, aterrizamos en Los Rodeos que no tenía niebla, nos recogió la guagua que puso el Ayuntamiento y llegamos sanas y salvas, hasta cantamos en amor y compaña lo de El Ebro guarda silencio al pasar por el Pilar, la Virgen está dormida…y mañana deshago la maleta, porque como la cama de una no hay nada. Ah, acordándome yo ahora, fuimos de excursión en autocar (…) y nos dieron un pic-nic con su yogures, su pan integral, su fruta, su botellita de agua, su chocolatina sin azúcar, y sus toallas de papel reciclada para lavarnos la boca, no veas: todo muy moderno, aunque lo más que nos gustó fue la parada que hicimos en un bar de carretera, el chófer nos hizo caso, que tenía un burgado sin arenilla que a todos gustó.

Y antes de marcharme, pensé que todos los que me pudiera encontrar, dirían que lo importante es que “recargaron las pilas”, lo que deja un poso de duda ya que no conozco industria cercana que recargue esos tubitos energéticos para que vuelvan a funcionar y que son indispensables para que el ratón (del ordenador) haga su trabajo.

Y me fui al dulce hogar a poner el ventilador para que refrescara la alcoba, no sin antes oír de boca de mi señora: “si te vas a recostar, echa la colcha patrás…

The End (en inglés por lo del turismo). La Fín.

Cheche Dorta
Comentarios
¡ QUE DIVERTIDO ESTE ARTÍCULO! AUNQUE SEA IMAGINACIÓN DEL ESCRITOR SE ASEMEJA CON MUCHAS SITUACIONES REALES.
AL MENOS ME HE REIDO LEYENDOLO, QUE POR OTRA PARTE ES MUY SANA LA RISA.
SALUDOS DESDE ALCALA.
Don cheche, ha vuelto, me complace leerlo de nuevo por aqui. ya era hora, ¿estaba estaba de vacaciones? P. Snachez
jajajajaja, si te contara yo mis vacaciones tendrias para otro articulo, muy bueno, por cierto.
Mucho sentido del humor. Eso es bueno.