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Guía de Isora 26 de Julio de 2011
Huesos guanches
Hace más de cuarenta años que tengo ante
mí un cráneo supuestamente prehispánico. A
mi mujer no le gusta, pero yo lo conservo ante
la máquina de escribir, desde que el cuervo que
era un amigo de ambos se murió. Lo miro y aún observo que conserva la dentadura más o menos entera, sin pagar a los ladrones dentistas.
Y sus huecos que cubrieron ojos y otros artefactos que vieron El Teide han aguantado siglos de silencio. Además, reconozco que soy un expoliador y conservo (…) cuatro lanzas de indudable pedigrí bereber, de madera de sabina que a veces rozo con mis dedos que ahora teclean maquinarias que nada tienen que ver con las plumas de ave ni con tinteros que había que humedecer para dejar grabado lo que intento relatar. El descubrimiento de los banots y de las añepas se produjo y ninguna autoridad en la materia mostró el mínimo interés, de hecho, las cuevas aún están donde estaban. Por eso, por ese desidia las lanzas están en  mi casa, no sé si será delito.

El cuervo se posaba sobre el carro de la Olimpia con una solvencia de literato oscuro con esa elegancia que sólo poseen los pájaros cinematográficos, callado, aunque podía establecer un diálogo si se le preguntaba con calma. Lo juro. Hoy se dice menos por el teléfono móvil. Si el cuervo viviera diría – tal vez - ¿qué pasó? – y la cuerva (son monógamos estos pájaros) contestaría que no pasa nada, yo qué sé…

Pues, regresamos a los cráneos de nuestros antepasados, miro sus oquedades y da que pensar: más de cinco siglos me contemplan y no siento miedo, aunque a mi señora no le gusta. De hecho intenté hace años colocarlo sobre la cómoda del dormitorio y no fue posible. Parecía que nos miraba la calavera y no era plan. Plan. Y ahora la tengo como un escapulario sin alcanfor al ladito mismo de la pantalla, como un antivirus, mirándome y mirándola sin decirnos nada, sin palabras pero con enorme contenido de comprensión, tal vez me inspire, no sé. Es, hay que decirlo, una calavera de guanche. Viva Canarias Libre, canta un parrandero con el pecho henchido de patriotismo. Y el cuervo y el cráneo ensayan una sonrisa sin labios ni boca ya que ambos están muertos, pero queda sobre todo el estuche que hace muchos años contuvo una masa de carne a la que no le faltaba sino hablar, como a nosotros.

Lo reconozco, soy un conservador. Hay en el florero (…) plumas del córvido y en la mesa, sustituyendo al cactus, la calavera y dentro de un libro que no releeré, una o dos plumas del loro centenario (lo recuerdo ahora) y un pañito calado y una bandera tricolor con siete estrellas casi verdes y otra bandera para recordar el tiempo de las banderas escupidas por los de ahora. Y la calavera – la estoy mirando – quiere esbozar una sonrisa como diciendo que poca memoria tenemos.

Es verdad lo que he contado. Carísimos hermanos.

Llega agosto y no es conveniente meterse en asuntos densos. Hay que desconectar y ponerse las pilas, para que el regreso sea mejor.

Son las vacaciones. Y no logro desconectar ni ponerle pilas al cráneo del guanche para que brille sobre la máquina de escribir o que rete a duelo la mentirosa pantalla del ordenador que me avisa que el sistema está en peligro. Y creo sentir que las plumas muy negras del cuervo son una copia del teclado.

No sé.

Cheche Dorta
Comentarios
Un lector de Arona: Hola Cheche, haces bien, por lo menos todo eso que dices esta guardado y bien guardado, y en manos de un canario. Por la falta de interés de las Autoridades en la busqueda y posterior historia de nuestros antepasados, mejor en tus manos. Un saludo.
isorano
Estimado Cheche, menos mal que hay alguien que hace por guardar lo que queda de nuestros antepasados, por que nuestro govierno no hace si no sancionar si te ve cogerlo, pero no hace nada por protegerlo, ahy muchas cuevas guanches en nuestro municipio, pero nadie es capaz de cuidarlas y protegerlas, salvo destrozar nuestro patrimonio, un cordial saludo
No te preocupes Cheche, yo conservo un cuerpo pequeño que hace años husmeando encontrando cosas y al ver que algún animal había estado ya me lo traje, y con el algunas cuentas, no he profanado su tumba pues de saberlo algunas autoridades como ya me pasó en otra ocasión estaría durmiendo en un cajón olvidado, yo al menos pienso que ese joven fué libre una vez, hasta que llegaron estos salvajes de españoles y ya sabes, mejor me callo. cerca de su tumba a unos 30 metros hay otra cueva con una enorme piedra que impide la entrada, se que dentro están seguramente sus padres pues pude ver algo, pero tranquilo ahí dormirán la eternidad.  Un saludo desde Arico
Señor Cheche creo que eso que hizo para conseguirlo es delito, humildemente le recomiendo que lo entregue a un estamento público que lo cuide, conserve y difunda para que los ciudadanos puedan disfrutar de una cosa de la cual usted ha colaborado y que se llama Patrimonio. Un saludo. ¡ AHUL !.