La trenza lo resume, amarrada o suelta. Pero no es hora de poesía rimada. Creo. Ya pasó una semana aunque parezca mentira dónde se desataron las pasiones vulgares y que, a partir de ahora, vendrán las mociones que no se aprobarán. Salvo en las Villas Históricas e inocentes.
Escucho ahora después de las elecciones del pasado domingo en que se votaba a concejales y consejeros, nada más y nada menos, que fue una campaña muy dura y que en la jornada de votación se produjeron trampas. Y esta apreciación me sorprendió porque uno, ingenuo, creía que a estas alturas las cosas tendrían que discurrir por cauces más civilizados.
Pero parece ser que no fue así. Que hubo coacciones, compra de votos, gastos en gasolina para trasladar a incautos sufragistas, enfrentamientos que desperdician la pasión, promesas de puestos de trabajo, cambios surreales, uno de los nuestros, aquí nos conocemos todos, malas, regulares y buenas caras; ya está bien, que mande el pueblo, machaqueo, infinidad de mensajes enviados a los comandos que vigilan, cambio y corto…todo controlado, cambio y cierro mi primero, etc. etc. etc.
Pues pasó lo que pasó y hay que escribir un poquito, muy poco, sobre las elecciones que, hay que repetirlo, elegían a concejales. Y que uno pensaba que algo había cambiado con respecto a las que se celebraban hace más de veinte años, que no es nada, según se puede comprobar en este momento dado. Campaña “sucia”, escuché. ¿Y por qué campaña…si todos, reitero, nos conocemos? Pues a lo mejor no nos ha interesado nunca conocernos. Que es menos comprometido e indolente. ¿Para qué indagar en nuestra historia?, no nos conviene porque saldrían multitud de personajes cuyos descendientes siguen mandando, mucho más que los ediles. Y, aparece un autóctono de nuestra abundante fauna que me dice que este país, el canario, tiene menos crisis que lo que la lógica indica, dada la enorme cantidad de propensos al arrimarse al árbol que mejor sombra da en un momento dado, y la nada desdeñable suma de secretarios que jamás guardaron un secreto ¿Si?, pregunto.- Si, no le quepa la menor duda. Eche un vistazo alrededor y podrá comprobarlo si tiene algo de curiosidad – sentencia - y continua diciendo que espera por el bien de todos que en estos años la gente sea gente, porque sólo existe la indecencia y su contraria, ¿lo ve?, si.
Y, sin que sirva de disculpa me reconforta por amor propio, egoísta lo reconozco, que en mis tiempos… ¡era imposible ganar! Por recordar algunas circunstancias nada desechables hay que decir que no había móviles (sí, no existía este artilugio indispensable), ni internet, ni videos, ni mail,s, ni la intendencia municipal que colgara carteles inútiles y caros…, y uno se negaba al puerta a puerta porque aquí, reitero, nos conocemos todos y todas, ni nunca me gustó el reparto de votos domiciliario (ya tendrían que haber cambiado la ley, aunque suba la abstención) y obligar como si de un niño se tratara o tratase a ir a la escuela ( dictatorial ejercicio …), a que el votante entrara y saliera de la cabina como se sale y se entra del vehículo doble gabina tan apreciado en esta parte revoltosa. O que creyésemos en la bondad de los sectores más reaccionarios de los municipios – nunca les importó su pueblo – que obligaban a votar a la voz de su amo. Por quitarle yerro al asunto les cuento: el día de las elecciones hablé con un espécimen que fue amamantado por la acomodada que servía en la casa de sus padres, cargada de ubre y buena de leche, y dime “de” cuenta (…) que de aquella ceremonia de darle de mamar, surgió una suave venganza, lenta pero implacable, que se mostró en el rostro y en el modo de caminar del que sólo aparece siempre, cada cuatro años a votar en contra: nunca a favor de nada. Y que vi el domingo a una hora tranquila, escuchándole decir simplonadas, de ahí lo de la venganza fría. Este vecino sólo se acercó a votar, como siempre: nada que ver con la crisis sino con la genética y contradictoria sangrasa que mora en su estirpe de patera o similar, como si fuera un “hijo de risa” (…) que causa la carcajada desde dentro de la caja del pecho, para no molestar.
Desde siempre vota lo mismo este patriota, en contra del pueblo que ya no es su pueblo, le gustaba mucho más antes, cuándo mandaba más que el encargado que ya es decir. Y negaban la construcción de un Instituto (…), como ahora lo del Hospital con la complicidad casi inexplicable de las autoridades supuestamente progresistas...… ¿qué querrá decir…? Y las comparaciones casi nunca son odiosas.
Bueno, para ir terminando esta primera entrega que intenta reflexionar sobre las elecciones que ganó el exresponsable de la economía de las Canarias todas, sí, ganó un caciquita clonado, vamos a reiterar que en aquellos tiempos era imposible ganar. Yo…, a ver si me comprende, intenté ser consecuente. Pero no se votaba, sino se intentaba botar al que podría molestarles, y me niego a considerar como cierto que en las municipales se vota más a las personas: estas últimas lo demuestran porque nada tenía que ver Zapatero o Rajoy con lo que se dirimía. Es como un partido de fútbol, o peor. Como La Gala, o peor, como Clave de Ja, o peor, como Quiero ser como Pepe, peor imposible, como Paulino, Soria o Pérez, idem, etc. O como – esto es lo máximo – un consejero electo del PSOE al cabildo de Tenerife que puso en su pie de foto y que en su currículo añadía ¡suboficial del ejército! ¡Qué poca vergüenza! Y salió. Bueno: entró, (es como un noviazgo primerizo que se dice que están saliendo cuando significa o espera todo lo contrario).
Y en aquellas ya lejanas elecciones hubo mucha trampa. Y billetes dentro de los sobres de votación. Y calumnias…y no promesas de trabajo, sino amenazas de despido. Y la Iglesia local tomando partido descaradamente…, por ejemplo. O sea que lo de esta semana es una broma, valga la comparacia.
Me olvidaba: en aquel tiempo, y me persigno, el yogur era una rareza, la tarta de arándanos algo inalcanzable, el cruasán un snobismo de gente viajada, el chupito ya lo citamos al nombrar al hijo del ama de cría, “yo pago toda la barra, con permiso” era la invitación (había dinero para las campañas) del comisario político; se pide hoy con solvencia una tabla de ibéricos de cochinos alimentados con bellota, ojo, revuelto de setas y tal y tal. Cebos muy eficaces que hacían reflexionar mirando al suelo…, igual que la mortadela o la paella que nunca ha dejado de estar ahí, en los tenderetes que glorifican a la patria aborigen. Paella valenciana: la región que es el ejemplo de todo lo ilógico, me parece. De todo aquello que no debe votarse. El pueblo nunca se equivoca, dice el primate que citamos con anterioridad. Y pide una infusión que, por cierto, pagué yo. No estoy descubriendo nada que la gente, la gente, no sepa.
Creo que debemos continuar con este folletín, perdón, para intentar llegar a ninguna parte. Y, si puedo, seguiré ensayando sobre el tema. Un temazo, como diría una vieja fan del polvorete, una vieja ruin a la que solo superan dos viejas ruines, cantando y bailando (está en un curso de pilates) defensora a ultranza de esta música muy regresiva y que sabe que la carne de cabra bien preparada parece que es de re. Que es un sutil término musical, como la Clave de Ja. Una liberal de toda la vida, una revoltosa que viaja y hace tai-chi, y bien merecido que lo tienen…pero, ¿habrán votado a las personas…?
Y dicen que esta campaña electoral fue muy dura. Mimosos, que son unos mimosos.
Por cierto, a mi médico de cabecera le gusta la política y – como todos – es más o menos libertario y me dice que el pueblo esperaba un cambio (…) y yo, pacientemente, le dije que los tres partidos tienen su historia y que un coche tiene una caja de cambios y marcha atrás, retroceso. Y callé por que él nunca estuvo en la cabecera de mi cama que es lo más nacionalista que hay. Bueno, no: una vez – antes de los centros de salud amenazados con la privatización que vendrá – me asistió en el tálamo un médico legendario, por un catarro mal curado y por la fumada; me recetó y después sacó una caja de cigarros Krüger y compartimos uno cada uno en amor y compaña; yo en el lecho del dolor y él sentado a mis pies….
Continuará… (estoy muy blandito; siempre fui tierno de corazón, en serio)…, porque siempre hay una urna ahí al lado, para ejercer el derecho (…) al voto serio, personal e intransferible como el DNI y poder elegir a la gente preparada, para dirigir al abismo al Tenerife club de fútbol, por ejemplo, o a la sanidad canaria (iba en las listas como es natural esta política), o a algún mirlo blanco que no sea vegetariano para encauzar la agricultura tan abandonada desde siempre, o que la doña Brito, un milagro, siga así – con la melena al viento – encabezando las listas del fracaso.
Lo dicho: ¿de dónde vino todo esto?
Debo continuar caminando como dice mi médico, que hace poco me recomendaba reposo absoluto. Algo hemos ganado y, otra vez, todo se andará.
Cheche Dorta