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Arona 31 de Mayo de 2012
Egos revueltos
Andan los egos un tanto revueltos por la ciudad de Playa de Los Cristianos. Los parroquianos y "anas" andan dándose codazos para ver qué nombren le ponen a la principal calle, o avenida si viene al caso, de la población barquera.
El nombre del proclamado Generalísimo ya ha quedado obsoleto y después de su natural ausencia (que dura ya tanto como su pasada presencia) es hora, se puede pensar, de cambiar el callejero, como en otros sitios, por otros que siembren menos la división entre los lugareños. Mala es la política partidista para llegar a consensos. Es como si el presidente del Real Madrid tuviera que buscar un nombre al campo de fútbol porque Santiago Bernabeu huele a siglo pasado.
Ya lo hizo Don Manué con el campo del Betis en un alarde de ego e inmortalización. Después cuando lo defenestraron volvieron a retomar el viejo nombre del gallego adoptado como prócer sevillano Benito Villamarín. Así que como nada es para siempre quizás la decisión que se quiere tomar ahora solo sirva para que en el futuro algún amorriñado devuelva a la calle su antiguo nombre, quizás más como golpe de efecto hasta encontrar la manera de ponerle el suyo propio.
Algunos nos hemos enterado ahora de que se podían proponer nombres y así lo han hecho algunos vecinos con más o menos fortuna inspiradora. Desde el que ha propuesto el apodo de una saga familiar vinculada al ayuntamiento, hasta el que parece que se ha propuesto a sí mismo, pasando por otros que quieren bautizar la calle con un antiguo genérico laboral o gentilicios populares. Algún que otro más instruido ha propuesto a ilustres canarios pero que poco o nada han tenido que ver con esta población en particular. A mí me resultó curioso que “alguienes” propusieran a un militar que defendió la bahía de ataques piratas hace un par de siglos. ¡Ay¡, si hoy tuviéramos un hombre o mujer así yo lo propondría como alcalde a perpetuidad. Es más, cambiaría el nombre del municipio por el de Arrodrigona, en honor del bravo tatarabuelo que tuvo arrestos para luchar por la dignidad de los pobladores.
Un servidor si hubiera estado atento a esa propuesta municipal habría ofertado un nombre que le sentaría a la calle como anillo al dedo. Un nombre que dijera que es la calle, cómo la usamos y nos advierte de cómo no debe afluir nuestra convivencia: Avenida del Colesterol.
¡Ahí queda eso¡ Lástima que tenga el defecto tan español o canario, lo mismo da, de pensar bien pero llegar tarde.
Antonio Núñez-López
Comentarios
Pero usted no se moja... así cualquiera.
