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Adeje 18 de Septiembre de 2010
Sigue el artificio del alcalde- cura
En el último Pleno los consejeros unánimemente votaron que se declare la fiesta lustral, “Bien de Interés Cultural (BIC) con categoría de ámbito local”. El alcalde, como siempre ausente, se salió con la suya al conseguir que nadie pueda acusarle en el futuro de trasformar un hecho arbitrariamente sacado da la remembranza histórica, en un acto promocional religioso-político, porque desde este momento la deliberación es de todos.
Con esta votación todos los concejales ostentaron ser respetuosos de los principios religiosos de cada cual, evitando crear insatisfacciones en el propio electorado y de no perder ni un solo voto en la próxima tornada electoral.
Pero ¿fue un voto sincero o, como sospecho, un voto forzoso, un voto puramente político?
Quienes conocen a nuestros representantes políticos estará más que convencido que aquel voto fue una expresión infiel del pensamiento de muchos de los políticos presentes. Porque en aquel consistorio, al momento de votar aquel artículo, no estaban sentados los representantes de las seis manifestaciones políticas acreditadas. Independientemente del propio convencimiento político personal, nuestros representantes se dividían sustancialmente en tres agrupaciones.
La primera, la más grande, compartía un convencido “si”. Una segunda, seguramente participada por aquellos socialistas que desde tiempo critican, en el silencio, los demasiados actos religiosos del alcalde. Y por última la franja de los que piensan en un ayuntamiento verdaderamente laico.
Pero nadie, por razones electorales, insisto, ha manifestado su interior pensamiento. Aquellas reflexiones que de tú a tú, sin demasiados testigos, se exteriorizan con bastante frecuencia. Aquel profesado laicismo institucional que se anhela en muchas declaraciones.
Nadie ha criticado el recurrir a una declaración laica, la del cabildo, que autorice un acto religioso. Si religioso es, que sea la iglesia a determinar la festividad y/o la obligatoriedad.
Es engañosa la invitación a la parroquia para que se haga cargo de las futuras manifestaciones, cuando todo el mundo sabe que este repescar en la historia pasada, es el fruto de una interesada acción política y no religiosa. Nadie, en honestidad, puede negarlo. El religioso alcalde sigue mezclando el interés personal y político con una inexistente religiosidad, aumentando en la población aquella confusión que tanta utilidad le ha traído.
La petición de ayuda divina para una necesidad material de aquella época, se ha trasformado, ahora, en una necesidad material, manipulando gentes, fe y religiosidad de lo que es, y debe restar, en el ámbito divino.
Esta no es religiosidad. Cada cual puede ver en este actuar las repeticiones del pasado que tanto daño ha aportado a la iglesia. Es un retorno al pasado de la Roma papalina, donde el deseo de un gobernante/papa era considerado obligatoriamente una imposición cristiana.
Si, como muchas veces he afirmado, esta elección fue un interesado acto del religioso alcalde adejero, desde aquel mencionado pleno será recordado como un acto político de todos los presentes. Menos el alcalde, que se saldrá limpio descargando el asunto a todos los demás: profesados laicos o católicos. Lo importante es seguir en el engaño para no perder votos.
Si alguien todavía duda de esta estrategia engañosa y piensa a una denuncia – la mía – anticatólica es bien que abras los ojos y analice la amarga realidad sin dejarse engañar da las apariencias que hábilmente diseña este alcalde.
Benito Capone
Comentarios
Al alcalde de Adeje en estos momentos de dificultad sólo le preocupa la visita lustral y que todo salga como el manda, los demás problemas que sufrimos los vecinos no le importan, pues sabe que, el año que viene la virgen bajara del altar para ir a votarle por que los adejeros lo votaremos , A LA BASURA
Vaya basura de Alcalde, ahora que resulta que tiene hasta escolta, Dios mio, a lo que hemos llegado, y eso con dinero público, a lo mejor se cree reencarnado en alguna figura mitica de algún santo. No se puede sacar de donde no hay, da pena.
