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Tenerife 30 de Mayo de 2008
Quo Vadis Canarias
El 30 de Mayo festejamos el Día de Canarias, el día
que celebramos no sólo nuestra identidad autonómica,
sino también un aniversario más a añadir al cuarto
de siglo de nuestro autogobierno.

Y es que, en todo cumpleaños, además de lo festivo, ha de valorarse lo concerniente a la dimensión real, que en el caso de nuestra autonomía lo constituye la actividad política desarrollada en el mentado período de tiempo, y sobre lo narrado el ciudadano canario se hace una simple pregunta, el progreso alcanzado por Canarias ¿ha sido el debido y necesario?.

La respuesta a tal interrogante si la enmarcamos en un examen tipo test, nos daría un resultado negativo, y el destinatario de tal nota desfavorable no es otro que el actual Gobierno de Canarias. Pues es a él y no a otro, a quien compete corregir los desfases y desasosiegos, tanto si devienen de una circunstancia histórica que afecta a nuestra Comunidad, independientemente de que en el momento de su nacimiento o constitución hubieran acontecidos en momentos propios o anejos a sus inmediatos predecesores, y más aún, cuando el tronco político de procedencia de todo ellos es común, como si son consecuencia del hacer político reciente.

Y no cabe tampoco considerar positivo, en la dimensión estrictamente política, que a la fecha actual de autogobierno se carezca de un sistema electoral propio y adecuado a la configuración insular, que permita reseñar un equilibrio debido y exquisito entre la circunscripción regional y la insular; o el no valorar adecuadamente las instituciones de autogobierno insular canario, como son los Cabildos, a los que se les ha relegado en este período a instituciones de segundo orden, llegando a negársele su ampliación competencial mediante el sistema de transferencias, pese a ser consciente los negadores que con ello, se hubiese logrado la defensa y la identidad propia de cada isla, al tiempo que se garantizaba la solidaridad de nuestra Comunidad, ya que ésta última hemos de reputarla como un todo.

Igualmente nos resulta inadmisible reputar que media un pronunciamiento positivo y acorde a nuestro progreso autonómico, cuando se gestan necesidades ficticias para la región, como acontece con el Cuerpo de la Policía Autonómica, sobre cuyo ámbito de actuación se carece de entidad competencial sustantiva, y aún más grave sin poseer financiación, y frente a este hacer de tal calado, se omite corregir situaciones de pasividad sobre ámbitos que si le son propios a esta autonomía, ejemplo sanidad, trabajo o educación general básica etc., impidiendo con el comportamiento de no hacer, el poder considerar a tales servicios como de cumplimiento debido, y por el contrario sólo se nos permite que podamos calificarlos de entelequia de desarrollo futuro.

Examinar y contrarrestar el deber y el haber del Gobierno de Canarias en torno al progreso de nuestra Comunidad, no nos permite el poder alcanzar respecto de su actividad una respuesta positiva, como ya se ha reseñado, pues la situación que se percibe es de absoluta frustración ante el incumplimiento de sus deberes, y ello solo cabe imputarlo al único sujeto obligado, que no es otro que el ejecutivo Canario.

Pasividad, omisión o desidia, en el hacer de sus obligaciones que enturbian el hacer diario de nuestra Comunidad, pero que enturbian aún más el día de su onomástica, y quizás sea en esta fecha de celebración cuando el Juan Soldado Canario, desde su prisma de análisis clame a los siete mares de nuestro archipiélago, el viejo lema latino “Quo Vadis Canaria”.

Juan Fernández del Torco Alonso
Presidente del Centro Independiente de Canarias