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Arona 20 de Diciembre de 2007
La propina crea inflación
Ya no se puede decir en qué manos estamos, ni en qué manos
caeremos, o estaremos. El caso es que de caer, caeremos como
siempre que hablamos de soflamas que nos vaticinan el fin del mundo,
pero para los "probos" no es igual que para los que miran el
mundo desde el poder o desde una "lemosin".

Estamos siempre a merced del graciosillo de turno que es el que pretende regir nuestro dinero.

Siempre he creído que como valenciano, nosotros los del Levante la gracia la teníamos muy de casa, más bien algo tosca. Pero ya ven, nos ha salido un valenciano gracioso el Sr. Solbes, tan austero y serio que parecía, más bien era el fiel retrato de un catedrático de álgebra. Nada más se le ha ocurrido al Sr. Ministro que culpar a la inflación que estamos padeciendo (y esto es el largo principio) a la propina ridícula y miserable que dejamos al tomar un café o una consumición. El Ministro hace guerra particular a esa limosna que no dignifica al que la da y sí ningunea al que la coge. ¡Oigan! puro rollo la de este Sr. gracioso que le dio por eso como al que fríe la manteca.

Entre que Zapatero no sabía lo que valía un café, el sueldo de Rajoy, que un alcalde vaya al mercado a ver cómo está la compra, remata la jugada el secretario general de agricultura haciendo una Oda al conejo de que hay que consumirlo más y así abarataremos la cesta de la compra.¡Madre de Dios que jauría de inoperantes ante las necesidades cívicas que tenemos! Es algo que nadie entiende, conversaciones en diferentes núcleos de población están con este tema estrella de las tertulias desde que abrieron las "fauces" estos elegidos de la Providencia para el bien y el bienestar de los españolitos.

Así que nada de propinas, mucho conejo, huesitos que sean de cerdo para el puchero, nada de vacas que pueden estar locas como también vaticinaba la ministra, ¿A quién hacemos el puñetero caso" yo creo que Solbes nos ha querido decir entre líneas, con un acuerdo con el secretario de Agricultura, que no demos propinas para así ahorrar para poder comprar un conejo.
¡Uf, en peores plazas hemos toreado!

Salvador Barnes
barnespress5@hotmail.com