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Adeje 12 de Mayo de 2008
La Joya de la corona: Pan para hoy ¿Y mañana qué?
Todo el mundo sabe por experiencia directa o por entenderlo usual, que una familia, al borde de la bancarrota, para hacer frente a este hundimiento, se deshace de las joyas de familia.
Es precisamente lo que está ocurriendo, desde más o menos 25 años en nuestra familia, por la cual todos, quien más o quien menos, han contribuido con sus aportaciones.

Es de recibo precisar que estoy hablando de una familia muy numerosa, tan numerosa cuantos son los habitantes o residentes de Adeje. Y mientras los demás financiaban la familia, unos pocos seguían vendiendo aposentos, tierras, y todo lo que pasaba por sus manos.

Aprovechándose casi siempre de los desconocimientos de los demás familiares e invocando una mala interpretación de la definición “democracia”, de forma tramposa y engañosa, han ido ofreciendo tierra e iglesias a un estado extranjero o cediendo o intercambiando solares de forma absolutamente sospechosa.
Todo esto hasta quedarse en estos últimos años sin una sola peseta en el cajero de familia, que en este caso es la caja común del ayuntamiento. Es decir en la caja de todos nosotros.

Malas lenguas afirman que para llegar a pagar la nómina a los centenares de empleados y trabajadores que nos atienden cada día, los pocos que tienen la responsabilidad de haber desperdiciado el capital del, una vez, más rico de España, han debido recurrir a prestamos amistoso, no oficiales, de algún emprendedor muy adinerado y enmarañado al carro de estos pocos.

Es claro que no se podía seguir pidiendo préstamos aquí o allá. Hasta un banco, acostumbrado a ganar y vivir de los intereses de los préstamos, se negó a negociar un nuevo adelanto a esta familia, deberían estar tan mal, que estaban las cuentas constantemente en rojo vivo. Los hábiles administradores adejeros recurrieron al último escalón al cual acuden todo los desesperados por una mala gestión: deshacerse de la perla más valiosa o, si lo prefiere, de la joya de la corona, como se acostumbre decir.

Cedieron a otro ente público como es al Cabildo de Tenerife, la propiedad de un edificio, como el tan discutido Magma, para poder hacerse con más de un millón y medio de euros. O sea: han salvado la cara, una vez más, frente a los ignorantes ciudadanos a los cuales han entregado una cómoda nota de prensa, pero no se salvan de un análisis de su operado y de su mala gestión sobre este tema.

Esta eufemística cesión no es solo el fruto de la necesidad de aportar dinero a las arcas municipales y salvarse, así, de una autentica ruina. Desde las columnas de algún diario desde tiempo llevé a la luz la forma errónea de gestionar este espacio cultural. Asunto que después fue objeto de otros artículos por el interés que despertó en algún periodista.

En todas estas denuncias se ponía en evidencia la tontería, la incompetencia en el haber asignado la gestión de este edificio a una gestora que obedecía más a intereses comérciales – turísticos que a una gestión cultural – turística. Es decir que, cegados por un turismo exclusivamente basado en el interés de pocos en materia de turismo y aún más en la ignorancia sobre la interrelación entre turismo y cultura, se dedicó este centro a congresos, como si Costa Adeje se realizaría congresos todos los días y los distintos hoteles de lujo no tuvieran salas para hacerlo.

Si mal no recuerdo se realizaron dos o tres congresos y, esto sí, la promoción del partido de Los Fraguistas, antes de las elecciones municipales. La critica movió a alguien ha hacer algo y este “algo” evidenció, una vez más, la total ignorancia de los administradores sobre el tema cultural como un atractivo más en la promoción turística de Costa Adeje. Esto se debe al pecado original de asignar, ante todo, este complejo, a cargo de un Concejal para el turismo que desde tiempo ha demostrado que de turismo sabe muy poco y, de reciente, el total analfabetismo en materia cultural, en lugar de asignarlo al departamento de Cultura.

Hagan lo que hagan este demerito no se podrá borrar como no se podrá borrar el hecho de haber perdido, una vez más, la posibilidad de agregar motivos para atraer un segmento de turismo desconocido a Adeje y aumentar la culturización diferenciada de nuestros vecinos.

Económicamente hay que subrayar una vez más la incapacidad administrativa y empresarial de nuestros administradores y la incapacidad de ver más allá de las propias narices. Pan para hoy ¿Y mañana qué?