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Arona 9 de Junio de 2008
Crisis o desaceleración
Que si churras o merinas diría un castellano viejo. Que si
galgos o podencos refirió nuestro tinerfeño fabulador don Tomás
de Iriarte, de cómo hablaban dos conejos sobre los perros que
le iban a la zaga para engullirlos.

«Son podencos, vaya,
que no entiendes de eso.»
«Son galgos, te digo.»
«Digo que podencos.»

¿Tenemos encima una crisis o es sólo desaceleración económica?. ¿Quizás va a estar más feliz el que sólo no puede pagar el préstamo del coche al que deja de pagar la hipoteca de la casa o los estudios de los hijos?

Ninguna de las dos situaciones te puede dejar indiferente. La vida del ciudadano se está viendo afectada. Por favor, no quisiera que me hablaran más de la manera de llamar a la culpable de las penurias que podemos pasar. Quiero que me hablen de qué medidas se van a tomar, reales y efectivas; de cómo podemos mantenernos, trabajando, de una manera digna; de a qué acuerdo se han llegado con las instituciones crediticias (bancos, cajas y demás) para atemperar nuestras penurias económicas; de que hay consensos políticos y de éstos con los agentes sociales (empresarios, sindicatos y los gobiernos autónomos y central) para que nuestro pequeño bienestar, sufridamente conseguido por la mayoría de los ciudadanos, no se vea mermado ni usado como arma arrojadiza para aventajar al rival o contrario por intereses espurios. Este país tuvo mucho que consensuar en épocas pretéritas y logró salir adelante despertando admiración.

No deberíamos consentir que nos sigan hablando de cómo llamar a nuestro malestar si no de cómo se va a aminorar o erradicar. No podemos confiar, digo yo, en los tecnócratas que se recrean en buscar nombres para llamar a los infortunios en su tiempo de trabajo por el cual le pagamos los demás… y menos aún hacernos partícipes de tan insignificantes disquisiciones. Madrid.

“En esta disputa
llegando los perros,
pillan descuidados
a mis dos conejos.
Los que por cuestiones
de poco momento
dejan lo que importa,
Llévense este ejemplo.”

O tal vez alguno piensa que por sólo llamar a un recién nacido Cristiano Ronaldo lo fuera a fichar el Real Madrid dentro de 20 años.

Antonio Núñez-López