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Arona 15 de Febrero de 2008
¿Qué pasa en el Sur?
Quizás la oportunidad que nos brinda eldigitalsur.com sea la de poder
hablar del Sur de nuestra isla con la profundidad y detalles que demanda
la sociedad sureña,  heterogénea, pero tal vez por ello, más adelantada
que en otros puntos demográficos más sometidos a la costumbre política
y social de que todo está hecho y nada puede cambiarse.

Obviando el que también se nos informa con lujo de detalles en este formato periodístico digital, a veces más allá de lo políticamente oportuno que consideran otros medios, lo cual no deja de hacer atractiva y meritoria la labor que hacen los editores de este medio y si a esto se le añade la humildad de recursos, el trabajo puede resultar casi heroico.

Se venía hablando de crisis y ya es un hecho que no estamos viviendo la bonanza de etapas anteriores pero el miedo no puede conllevar al daño de parar inversiones en infraestructuras en el Sur. Esto puede ser una medida que pasará factura al conjunto de la sociedad canaria. Sobre todo si se va a ser cicatero en proyectos vitales para el sostén de la economía insular.  

El  Hospital del Sur o Centro Socio Sanitario, como lo llaman muchos,  debe de concluirse ya so pena de entrar en un problema grave de sanidad pública a corto plazo.  La población sureña, incluidos los turistas visitantes, necesitan de medios completos y eficaces en cuestiones sanitarias. Es mucha la población que demanda el acercamiento de la sanidad pública con todos los medios a su alcance. No es de recibo que las dos grandes potencias hospitalarias de la  Isla se encuentren en un radio de menos de 500 metros.  Aún es más, hay una gran población europea que decidió establecer en Tenerife su residencia habitual y aunque hoy estén entre nosotros no quita que si su calidad de vida, por la que han trabajado gran parte de su vida, se vea afectada decidan cambiar de residencia con lo que eso puede representar para el sostenimiento de los ayuntamientos y la población que se dedica a ofrecerles servicios. 

También tenemos el asunto de ubicar en el Sur una oficina forense que evite el drama humano de los deudos que representa el que estas prácticas se lleven a cabo en el otro extremo de la Isla con lo que esto representa en tales circunstancias.

El estado del tráfico y las carreteras en esta parte de la Isla es lamentable: la propuesta de crear nuevas vías comarcales y mejorar las existentes es un clamor popular en las plazas y mentideros de los pueblos.  Asuntos como el tren, el cierre del anillo insular, la nueva vía de acercamiento del Sur al Norte o viceversa,  o el debate sobre el  puerto de Granadilla o Fonsalía y su idoneidad respectiva es un debate que agota energías y la pelota con que salir a la palestra cuando lo requiere el momento político.

El que se consensúe la política de Costas y Puertos con las autoridades municipales no puede estar supeditada a intereses puntuales y partidistas. Nos tenemos que dejar de demagogias y ponernos a la faena: las regeneraciones de las playas y entornos costeros a la vez  que provocar políticas municipales que amparen el interés común de la ciudadanía y de nuestra materia prima: el turismo, es una labor que exige trabajo y dedicación.  No debemos tener el mismo representante en instituciones u organismos isleños y en Madrid por muy inteligentes que sean. La duplicidad de cargos ralentiza la gestión y no es el momento de superpolíticas si no de políticos trabajadores y honestos (que sin duda los hay, y muchos). 

Nuestro Cabildo juega sin duda alguna uno de los papeles más importantes ya que,  aunque su sede es capitalina, debe estar más próximo que nunca y  a la altura de un supra ayuntamiento insular. Dispone de la infraestructura diversificada en consejerías y medios suficientes para desarrollar una labor global más allá de actuar en las zonas donde el  foco de votantes potenciales les pueda ser más provechoso.

Las asociaciones empresariales (tanto horizontales como verticales), obreras y de vecinos que son la  vertebración de una sociedad moderna y democrática,  no pueden entrar en el juego de la complacencia, burocratización o arribismo político.  La colaboración con el poder político es esencial pero no pueden ser instrumentos de ese poder para maquillar su sesgada gestión. Tienen la obligación de hacer propuestas viables y sensatas, más allá de la aceptación de cargos de confianza para sus miembros o subvenciones raquíticas que a la postre salen carísimas.

Podemos establecer una máxima de orgullo sureño. No somos la parte del chiringuito especulativo de la Isla. No debemos ser el sitio donde se dan los pelotazos económicos con la connivencia de algunos poderosos que miran en el interés privado el colmo del saber hacer mercantil.  Somos una sociedad que genera la mayor parte de los ingresos de la Isla, aunque no la administremos.  No podemos ser sólo la oportunidad de hacer negocios y luego que se lleven los beneficios, quizás legales pero no legítimos,  para hacernos la competencia en otros destinos emergentes, tal vez  algún país norteafricano,  en islas como Cabo Verde o en el “paradisíaco” Caribe. 

Ahora más que nunca la concienciación en lo común y el interés general  de la clase política es vital en el desarrollo y la sostenibilidad   del  Sur  y por ende de  toda Tenerife. 

¡Ah! y olvidémonos del pleito insular  Tenerife-Gran Canaria que ya han pasado los carnavales y el tema no despierta ninguna gracia. ¡A trabajar!

Antonio Núñez-López
a.nunez.lopez@gmail.com