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Adeje 29 de Octubre de 2007
Hay que ser primo
La ignorancia y el desconocimiento que tienen nuestros políticos sobre los temas que afectan a la ciudadanía son habituales, frecuentes y, abundantes. Basta con conectar la radio, ojear un periódico o, encender la televisión, ponerse a leer, oír o ver las declaraciones de estos especimenes para darse cuenta de ello.
Es cierto que a ningún político se le exige formación académica alguna para ejercer, aunque intenciones de imponerla ha habido, sobre todo para ser presidente del gobierno de la patria unida e indivisible. Y para solventarlo se creó la figura del asesor político. Personaje que tendría la función de sugerir acciones y formas de actuar de su patrón, evitando meteduras de pata.

La figura del asesor político, con reconocimiento social y, normalmente, bien remunerado, ha dado paso, del individuo formado para tal función, al enchufismo de los familiares y amigos con estómagos llenos, bocas satisfechas y plumas agradecidas. Lo que hace que el político, ignorante de los temas de que habla, se vea vendido o dando argumentos y explicaciones salidas de tono, creando una alarma social ante la creencia de que ese individuo se le pueda otorgar la capacidad de tomar decisiones en temas cruciales. No se avergüenzan en discutir argumentaciones científicas, negando evidencias más que demostradas, retornando a épocas pasadas, como negarse a reconocer que el planeta es redondo, que gira alrededor del sol o la teoría de la evolución de las especies y la selección natural.

Hay que ser primo para asesorar a quien pretende representarnos en las instituciones políticas, y que se le haga caso, negando verdades, aunque incómodas, ya aceptadas por toda la ciudadanía, con la excepción de los responsables de tal magnicidio.

Hay que ser primo para asesorar a un aspirante a representarnos políticamente, que incómodamente se sintió al reconocer la verdad, después de haber afirmado que se trataba de unos “hilitos de petróleo”, uno de los mayores desastres ecológicos.

Hay que ser primo para creerse las mentiras de las armas de destrucción masiva, ante la incómoda verdad, de que se trataba de fomentar el imperialismo y el negocio del petróleo.

Hay que ser primo para proponer la erradicación del servicio de meteorología, porque el hombre del tiempo no acierta en sus predicciones, sin asumir la incomodidad de la verdadera autoría del atentado del 11 de marzo.

Hay que ser primo para no reconocer la verdad, aunque ésta le incomode.

Toño Linares
Presidente de Tagoror Achinech