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Canarias 15 de Septiembre de 2009
El Gobierno de Canarias trabaja por mejorar la calidad y posición en el mercado de los vinos de las Islas
El viñedo es el primer cultivo en extensión del Archipiélago con 10,4 hectáreas de terreno de las que 69% producen vino de calidad.

El Gobierno de Canarias prevé proceder a una reordenación del sector vitivinícola con la participación de los productores, que permita mejorar su calidad y posición en el mercado. Este proceso tiene su causa en los trabajos encargados por el Instituto Canario de Calidad Agroalimentaria (ICCA), organismo autónomo de la Consejería de Agricultura, Ganadería, Pesca y Alimentación, que a instancias del sector propone que se avance en la unificación de mensajes para fortalecer su competitividad.

El viñedo es el primer cultivo por extensión en el Archipiélago, con 10.393 hectáreas de terreno, de las cuales un 69% se dedica a la producción de vino de calidad. Se produce un total de 25.683.185 kilos de uva para vinificación, de los cuales 19,3 millones se destinan a vino con Denominación de Origen. La aportación del sector vitivinícola al Producto Interior Bruto de Canarias ronda los 70 millones de euros.

Apenas un 15% de los 60 millones de litros de vino que se consumen en Canarias procede de Denominaciones de Origen de las Islas, por lo que se desea implantar un sistema  productivo eficiente, de reconocido prestigio, que garantice el logro de una mejora en el reconocimiento cualitativo de los vinos elaborados, así como mejorar en el conocimiento y difusión de los mismos tanto por consumidores locales como por turistas.

Existen diez Denominaciones de Origen gestionadas por otros tantos Consejos Reguladores, como órganos desconcentrados de la Consejería de Agricultura, Ganadería, Pesca y Alimentación. De ellos, cinco están en la isla de Tenerife, Vinos de “Abona”, “Ycoden-Daute-Isora”, “Valle de La Orotava”, “Tacoronte-Acentejo” y “Valle de Güimar”, y uno para Gran Canaria, Lanzarote, La Palma, La Gomera y El Hierro.
La búsqueda de la calidad y de la diversidad de los vinos constituye sin lugar a dudas la pieza clave de la política vitivinícola del Instituto Canario de Calidad Agroalimentaria, por la sencilla razón de que son los vinos en particular y los productos agroalimentarios de calidad en general los que más se demandan en el mercado.

Control de calidad
La función de control y certificación de los vinos de calidad se define como la comprobación del cumplimiento de las condiciones establecidas en los respectivos reglamentos de las Denominaciones de origen y comprende el control de la producción, elaboración y, de todo aquello que sea necesario para poder acreditar el origen y calidad de los vinos amparados por esta Denominación de Origen.

En el caso de Canarias, la Autoridad de Control y el organismo de control coinciden en el ICCA, aunque la posibilidad de delegación sigue abierta. Los vinos han de superar un proceso de calificación para ser protegidos por la Denominación correspondiente y poder ser considerados vino de calidad.

En la actualidad se pretende modificar el modelo de control y certificación de vinos a efectos de simplificar y agilizar el procedimiento, y basándose en la responsabilidad de los Consejos Reguladores y de los bodegueros. Este sistema guarda similitud con el de seguridad de los productos, en los que la propia empresa se autocontrola y la inspección va  a verificar dicho autocontrol con independencia de su tamaño.

Existen diversas propuestas del propio subsector dirigidas a que entidades externas a la Administración –Consejo Regulador, Fundaciones… -, lleven a cabo una tutela y asesoramiento del proceso de autocontrol, iniciativa que el Instituto Canario de Calidad Agroalimentaria considera muy positiva.

El procedimiento para obtener las contraetiquetas comenzará por la solicitud de la bodega al Consejo Regulador, y tras las comprobaciones habituales, el Consejo Regulador se dirige al ICCA que es el órgano de control y certificación. El ICCA a la vista de las actuaciones de autocontrol que hubiera realizado a la bodega informará la conformidad o no de la misma al Consejo Regulador.

Todo operador inscrito en los registros de la denominación de origen debe llevar a cabo un autocontrol para garantizar el cumplimiento de su reglamento, así como someterse a las normas de control establecidas, a tal fin deberá tener la documentación y registros que le exige la normativa, realizar los exámenes analíticos y organolépticos, sin que el nuevo sistema imponga cómo y con quién han de realizarse dichos exámenes.

El órgano de control es el responsable de comprobar que la actividad de los operadores inscritos se ajusta a la normativa de aplicación. En la actualidad, este órgano de control es el ICCA, aunque se pueden establecer otras entidades si así se establece en los reglamentos de la denominación de origen.