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Granadilla 12 de Noviembre de 2008
El Ayuntamiento rechaza
la futura ubicación de
jaulas marinas en su litoral
La acuicultura no sólo afectaría a la pesca
tradicional sino también al proyecto municipal
de reserva marina

El Ayuntamiento de Granadilla de Abona,
a propuesta de la Concejalía de Pesca y Medio Ambiente que dirige Antonio Cabrera Expósito, aprobó el lunes en junta de gobierno local el rechazo al Plan Regional de Ordenación de la Acuicultura (PROAC) promovido por la Consejería de Medio Ambiente y Ordenación Territorial del Gobierno de Canarias en la que se establece como una de las zonas aptas para la acuicultura la parte del litoral que comprende desde Montaña Roja hasta Los Abrigos. Esto, indica Cabrera, se trasladará, a su vez, en forma de alegación a los contenidos del PROAC, que se encuentra en estos momentos en fase de exposición pública.

Antonio Cabrera explica que el rechazo a esta actividad se trata de una medida aprobada por el Consistorio y respaldada, a su vez, por todos los colectivos vecinales, empresariales y de pescadores de Los Abrigos, así como por los miembros de la Cofradía de Pescadores ‘Nuestra Señora de Las Mercedes’ de Los Cristianos, compuesta mayoritariamente por trabajadores del citado núcleo costero, que han mostrado su rechazo e inquietud en una reunión mantenida recientemente con los representantes municipales. El edil agrega que este espacio propuesto “choca”, además, frontalmente y de forma directa con el proyecto de reserva marina que se viene promoviendo desde el Ayuntamiento y por los propios profesionales del sector, y que ya fue aprobado en junta de gobierno el pasado mes de marzo.

El concejal de Pesca y Medio Ambiente alega que gran parte de esa zona propuesta por el PROAC se corresponde con el espacio marino protegido denominado Lugar de Importancia Comunitaria (LIC) de Sebadales del Sur de Tenerife, y como tal, es Área de Sostenibilidad Ecológica (ASE). Añade que no hay ninguna duda de que la acuicultura es un negocio floreciente debido a la creciente demanda de productos marinos, y fundamentalmente, por la sobreexplotación de los recursos pesqueros, pero como cualquier otro sector plantea también problemas significativos.

En este sentido, argumenta que la acuicultura es un auténtica actividad industrial, con la particularidad de que no se desarrolla en un polígono industrial, sino en el medio marino, y el impacto de las jaulas es importante y se traduce en una pérdida y fragmentación del hábitat, se necesita gran cantidad de pescado “salvaje” y piensos par alimentar a los criados bajo este método, se realizan vertidos con elevados niveles de nutrientes y sustancias contaminantes (residuos orgánicos, antibióticos, pesticidas, detergentes, etcétera), y puede provocar la introducción de nuevas enfermedades en el medio natural junto con las especies foráneas criadas.

Los Abrigos es el núcleo pesquero con mayor tradición de todo el Sur de Tenerife, y su economía y empleo, hasta hace relativamente poco tiempo, giraban en torno al sector económico de la pesca, bien de forma directa o bien de forma indirecta a través de los comercios de venta y cocina del pescado fresco. Por ello, Cabrera resalta que iniciativas como ésta, “no sólo alteraría el paisaje inmediato del barrio, sino que también afectaría sensiblemente a un sector tradicional permanentemente en crisis, con muy pocos empleos y al que es necesario apoyar y revitalizar”.

Desde el Ayuntamiento consideran que la presencia de jaulas en playas tan singulares como la de La Tejita es otra cuestión absolutamente contradictoria con el sector turístico, y sobre todo con el paisaje visual de una de las zonas más emblemáticas del municipio, como es la Reserva Natural Especial de Montaña Roja, con incuestionables valores naturales. Otros efectos importantes pueden ser el impacto visual en zonas turísticas y las dificultades que puede acarrear para la navegación y los deportes náuticos. Tampoco sería compatible con el Plan de Calidad Gastronómica que se está desarrollando en este enclave pesquero y con los futuros puestos de venta de pescado que se pretenden instalar en la zona.

Por último, Cabrera insiste en que la búsqueda de alternativas, en cualquier caso, “debe realizarse fuera de reservas naturales o de alto valor ecológico y, por tanto, fuera de los LICs marinos, porque de lo contrario iría en detrimento de la conservación del dominio público y de los espacios naturales protegidos”.