Para que pueda ser publicado su comentario, por favor escriba un nombre de autor
Sur 6 de Noviembre de 2008
La soledad del fotoperiodista
Foto: Fran Pallero
Quizás el título y la foto hagan pensar al lector que se trata de un artículo nostálgico, incluso romántico, pero la realidad es que la profesión del fotoperiodista o fotógrafo de prensa está dejada por las instituciones, y nos atrevemos a decir, que de los propios medios de comunicación. Es un trabajo que conlleva riesgos, discusiones con personas reacias a fotografiarse, con autoridades y que además, suele encontrar trabas a la hora de realizarse.

Sin embargo, ahí están, en el momento justo, a la hora indicada para capturar aquellos instantes significativos e inmortalizarlos en la historia.
Pero qué pasa cuando el o la fotoperiodista cumple con las normas cuando llega al lugar de los hechos, se comporta con educación y consigue desprecio por parte de algunas personas que no entienden el trabajo social que se hace.

Es el caso de la compañera, fotoperiodista freelance, Desireé Martín. Le ocurrió en un lugar que ya de por si es la cara de la injusticia, Cho Vito.

El pasado 28 de Octubre, Desi, como se conoce en el gremio, se encontraba en este poblado haciendo su trabajo. Ese día, a las 17.30 horas, y cuando prácticamente no había nadie, ni las palas estaban trabajando, entró a Cho Vito. En el pueblo hay unos seguritas que se encargan de vigilar que nadie acceda a las zonas peligrosas donde las máquinas trabajan. Cumpliendo con las normas de seguridad y respetando los avisos Desi tomaba sus fotografías hasta que uno de estos seguritas, el único que estaba, la llamó despectivamente, se acercó de mala manera y con una muy notable mala educación le exigió que se fuera.

La fotógrafa al ver la actitud del guardia le explicó que tenía todo el derecho a estar ahí y más cuando estaba trabajando. Sin embargo el vigilante no cedió ante sus derechos y cada vez le increpaba más hasta que Desi decidió retirarse del lugar donde estaba. Mientras se iba alejando el segurita la iba siguiendo, corriendo detrás de ella hasta que, con miedo, la chica se refugió en la terraza de unos vecinos. “Qué te crees, que tu puedes conmigo, machanga”, fueron las palabras que cara a cara le soltó el guardia a Desireé que tuvo que quedarse en la terraza hasta que llegaran las autoridades, en este caso la Guardia Civil. Cuando llegaron, y después de las debidas explicaciones recomendaron a Desi que podía continuar trabajando.

Es una situación como para sentirse acorralada. Pero aquí no termina la historia. Después de todo el jaleo, la fotoperiodista decide interponer una denuncia, previas amenazas del segurita. Luego de varias llamadas a la Delegación del Gobierno, buscando apoyo, se dirige al cuartel de la Guardia Civil para poner la denuncia.

A todas estas, en el juzgado de Güímar, tras 3 horas esperando “me decidí a preguntar que ocurría y tras llevarse un secretario mis documentos, me hace pasar a una sala dónde me comunican que  "pudiendo ser los hechos denunciados constitutivos de una falta prevista en el Código Penal, proceden a incoar Juicio de Faltas, y estando determinado el lugar en que ocurrieron los mismos, inhibimos en favor del Juzgado de Paz de dicha localidad, Candelaria, conforme al Art 14.1 de la Ley de Enjuiciamiento Criminal ".
Desireé no entiende por qué le han dado largas a este asunto y lo han cambiado de juzgados. Tuvo la sensibilidad de no llevar testigos, que los tenía, para no cargar con más problemas a los vecinos de Cho Vito, aunque ellos sí estaban dispuestos a colaborar. Se siente atropellada por la justicia y abandonada por los responsables del medio para el que realizaba el trabajo.

Martín  ha demostrado su calidad como fotógrafa en noticias y exposiciones. Además recibió el año pasado el premio Ortega y Gasset de periodismo gráfico y ha estado en los instantes más importantes que han ocurrido en esta isla y en otros lugares.
El caso de Desireé Martín no es el primero ni el último dentro del gremio de los fotoperiodistas en la isla. Frecuentemente se encuentran con obstáculos innecesarios e injustos que les impiden hacer su labor, les impiden trabajar muchas veces cuando se trata de situaciones, por ejemplo, como la de Cho Vito y algunos han recibido amenazas de confiscarle el equipo de trabajo.

Definitivamente, el gremio necesita un apoyo fuerte, una garantía que les permita libremente, como lo predica la democracia, inmortalizar momentos para que los ciudadanos se sientan mejor informados. Desde aquí nuestro apoyo a la labor de los fotoperiodistas, esperemos que siempre estén ahí para capturar con sus objetivos lo más significativo de la vida diaria.
DESI QUE GUAPA ERES PABLO CHO VITO
Comentarios