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Adeje 21 de Abril de 2009
Adeje inicia los trabajos para la elaboración del Plan de Prevención de  Drogas del Municipio de Adeje 2010-2014
Los técnicos municipales valoran estudio de investigación-acción ‘Pautas y riegos asociados al consumo de drogas en la población joven: municipio de Adeje’, elaborado por la Asociación Bienestar y Desarrollo

La Primera Teniente de Alacalde Ermitas Moreira y el Concejal de Sanidad y Salud Miguel Ángel Santos Cruz dieron a conocer a los técnicos municipales el estudio de investigación-acción elaborado por la Asociación Bienestar y Desarrollo (ABD), entidad declarada de Utilidad Pública, sobre Pautas y riesgos asociados al consumo de drogas en la población joven: municipio de Adeje, a partir del cual comenzará a desarrollase el definitivo Plan de Prevención de Drogas de esta localidad para el ejercicio 2010-2014. En la presentación de este trabajo de campo, que corrió a cargo de Joseph Rovira, coordinador de ABD, estuvieron presentes de forma participativa varios concejales y técnicos del ayuntamiento de Adeje.

Moreira indicó en su intervención que los objetivos específicos de la corporación adejera son los de promover un modelo comunitario de prevención; dotar al municipio de herramientas y recursos permanentes para el   abordaje de los casos de consumo de sustancias estupefacientes; aumentar el nivel de planificación técnica en la programación de actividades; definir acciones adaptadas que den respuesta a los diferentes agentes implicados en el fenómeno del consumo (administración, familias, educadores, jóvenes, etcétera); sensibilizar el municipio sobre el tema de las drogas y su prevención; ofrecer una formación ajustada a los modelos preventivos de trabajo de los agentes sociales; protocolarizar y promover el trabajo conjunto desde el ámbito profesional del municipio y, por último, crear estrategias de evaluación y obtención de datos que permitan reorientar el Plan preventivo.

El estudio de investigación-acción, realizado por ABD para el Ayuntamiento de Adeje entre jóvenes entre los 15 y los 34 años, revela que la pauta que prima es el consumo recreativo durante el fin de semana. Alcohol, tabaco, cannabis y cocaína son las sustancias utilizadas más frecuentemente de los jóvenes, modelo que coincide con las de la población española.

En términos generales, el trabajo de la ABD (que desarrolla su labor desde la década de los años en el ámbito de las drogodependencias y el SIDA, el desarrollo de la infancia y la familia, la promoción de la autonomía de las personas mayores, la integración de los inmigrantes, la igualdad de género y la inclusión de los colectivos más vulnerables o en extrema marginalidad) indica que el inicio del consumo entre nuestros jóvenes coincide con el ingreso a la educación media.

En este sentido, señala que como un ritual de iniciación en la nueva etapa, el consumo comienza con el tabaco (en torno a los catorce años), luego con el alcohol y el cannabis (sobre los dieciséis años) y, en tercer lugar, algunos experimentan con setas (17 años), mientras que cerca de la mayoría de edad se consume éxtasis, cocaína y speed. La incursión en el consumo de una sustancia u otra está vinculada con los cambios según la etapa vital, los lugares por los que se transita y las decisiones del grupo con el que se comparte el ocio.

El estudio de investigación-acción advierte, por otro lado, que la tendencia indica que el consumo se iniciará cada vez más temprano, ya que quienes hoy son adolescentes (de quince a veinte años) han comenzado el consumo a edades más tempranas que los jóvenes de más edad (entre veinticinco y 34 años). El consumo de sustancias tiende a consolidarse como práctica entre esta población, dato que se corresponde con la alta probabilidad de incremento de consumidores de alcohol, cannabis, cocaína y muy por detrás el éxtasis.

Respecto a los grupos de edad, entre los más jóvenes, 2 de cada 10 consume sustancias ilegales, la proporción se incrementa junto con la edad, para luego disminuir en el grupo de 30 y más años. Esto sugiere una tendencia a consumir durante una etapa puntual del ciclo de vida, para luego mantener el consumo sólo de algunas sustancias (alcohol, tabaco y cannabis). Esto es uno de los elementos claves que se pueden tener en cuenta para hablar de consumo recreativo. A medida que los gustos, preferencias y decisiones se modifican con la edad y los cambios en la historia personal, las pautas de ocio y consumo también lo hacen.

Otro dato que destaca respecto al perfil de consumo, puntualmente de sustancias de venta ilegal, es que el mismo no está relacionado con grupos socialmente problemáticos, ya que son los jóvenes con mayor integración social (es decir que estudian y trabajan) los que mencionan el consumo de sustancias ilegales.

En consonancia con lo mencionado anteriormente sobre la fuerte presencia del grupo de iguales entre los jóvenes en las decisiones observamos que, en lo relativo al consumo, también adquieren una fuerte importancia las pautas del grupo sobre las del joven: si el grupo es de no consumidores, pueden participar algunos consumidores, pero serán la minoría; mientras que si los miembros son consumidores de sustancias ilegales es poco probable encontrar personas que no consuman ninguna sustancia.

Por último, observa que de igual modo que en la población española, prima el policonsumo, más que el monoconsumo: cuatro de cada diez personas combina el consumo de tres o más sustancias. Al tiempo que, el consumo de determinadas sustancias incrementa la probabilidad de consumir otras drogas.

Enfoques preventivos
Si bien, la mayoría de los jóvenes indica haber tenido acceso a información preventiva sobre drogas, el estudio señala que cabe destacar que, en la mayoría de los casos, ésta no es valorada como de calidad. Por el contrario, la información mejor valorada es aquella que menos extensión ha tenido: la transmitida por los puntos de información juvenil del ayuntamiento.

También las fuentes de información directas (cara a cara), intensivas, son valoradas más positivamente (puntos de información para jóvenes) que las de carácter masivo., así como internet, que es valorada positivamente para quienes privilegian la intimidad.

Para los jóvenes, añade el estudio, es tan importante el contenido del mensaje como el medio y el método utilizado. El mensaje abstencionista distancia a los jóvenes que han decidido consumir: ya que no reconoce como válida su decisión.

Así, los espacios compartidos con adultos que están obligados a denunciar el consumo a la policía no son propicios para trabajar con los jóvenes, ya que condicionan el clima de confianza y no permiten trabajar la prevención desde las experiencias concretas.

Los métodos de trabajo en los que se condena a los jóvenes a un lugar pasivo se describen como momentos de alto nivel de aburrimiento donde la información transmitida se olvida tan pronto termina la sesión. Por el contrario, se destaca el deseo de asumir un papel activo en los espacios de trabajo sobre prevención.

Cabe tener en cuenta que la persona de mayor confianza entre los jóvenes es el amigo, que ha pasado por experiencias similares y que no juzgará las decisiones del joven.

Se evidencia una fuerte ausencia de adultos de referencia en el entorno de los jóvenes. Especialmente notoria cuando se plantea a qué figura no le confiaría un problema con las drogas: la mayoría menciona que nunca acudiría a sus padres ni a un profesor.